Cascos dinamita el último intento de arreglo entre Marqués y el PP asturiano
El reciente debate sobre el estado de la región celebrado en el Parlamento asturiano ha volado los precarios puentes que quedaban entre el actual presidente del Principado, Sergio Marqués, y el PP. A las acusaciones de irregularidades y trato de favor en la concesión de obras públicas lanzadas desde el partido conservador -una estrategia diseñada por el secretario general del PP y vicepresidente del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos- Marqués responderá con una denuncia ante los tribunales.
El debate sobre el Estado de la región, celebrado la semana pasada en la Junta General del Principado de Asturias (Parlamento Autonómico), ha disipado cualquier posibilidad de reconciliación que pudiera subsistir hasta este momento entre el Gobierno de Sergio Marqués y la dirección del PP, enfrentados desde el pasado mes de febrero. Un diputado popular perteneciente a la Junta local del PP de Gijón -el sector del partido más afín a Álvarez Cascos- acusó el jueves al gabinete de Marqués de "fraude", "irregularidades" y "trato de favor" en la adjudicación de obras públicas.El Gobierno de Marqués ha anunciado que esta misma semana presentará denuncia ante los tribunales contra el diputado del PP Manuel García Santoveña, autor de las imputaciones. Con este nuevo ataque a Marqués, diseñado por Álvarez Cascos, quedan cegadas todas las vías que a lo largo del mes de septiembre se habían estado explorando para intentar un acercamiento que evitara la escisión definitiva.
Nuevo partido
Con esta escenificación, ahora ya judicial, de una ruptura que no ha hecho sino agigantarse desde que comenzó la crisis en el PP asturiano, Marqués, suspendido de militancia desde el pasado mes de julio, se considera liberado de cualquier compromiso con el partido en el que ha militado durante 20 años. Entre sus colaboradores y los alcaldes que lo apoyan se da ya por prácticamente "inevitable" la formación de un nuevo partido político, de corte conservador y regionalista, para concurrir a los comicios autonómicos de junio próximo.La fractura en el partido es casi un hecho. Una veintena de alcaldes del PP e independientes volvieron a expresar su apoyo a Marqués la semana pasada, y tres de los 17 diputados que conserva el PP rompieron la disciplina de voto por tercera vez para respaldar al presidente del Principado.
La dirección regional del partido no ha expedientado aún ni a unos ni a otros. Trata de no consumar la escisión y de evitar que el PSOE, con 15 diputados, se convierta en la primera fuerza política del Parlamento, lo que ocurriría si el PP expulsa a los tres diputados díscolos, como ya hizo en junio con Marqués y el actual vicepresidente del Gobierno, Leonardo Verdín.
La reconciliación en el Partido Popular asturiano parece ya imposible, pues, tras el debate parlamentario de la pasada semana. A lo largo del mes de septiembre hubo intentos de acercamiento, pero no fructificaron. La quincena de alcaldes populares -amén de otros cinco regidores independientes- que apoyan al presidente del Principado, Sergio Marqués, han sido los más firmes valedores de la necesidad de cerrar la crisis con una negociación que restañara las graves heridas que se habían infligido mutuamente ambos bandos, pero ponían condiciones ya inasumibles por el partido, como la nominación de Marqués como candidato popular para las próximas elecciones autonómicas.
En la dirección regional del partido conservador también se llegó al convencimiento, a la vuelta del verano, de que la estrategia de acoso y derribo contra Sergio Marqués diseñada por el secretario general del partido, Francisco Álvarez Cascos, se había demostrado estéril y agotada y que, consumada la retirada de apoyo parlamentario y la suspensión de militancia de Marqués, y consumida toda la artillería, al cabo de seis meses de refriega, Marqués seguía impertérrito al frente del Principado, con el único respaldo de cinco de los 45 diputados de la Cámara regional, pero sin visos de que en el Parlamento asturiano fuese a prosperar una moción de censura que lo derribara.
Tanteos para un pacto
Muy cualificados dirigentes del PP asturiano mantuvieron contactos exploratorios confidenciales con Marqués, en septiembre pasado, para sondear su disponibilidad al pacto. A cambio de garantizarle la paz hasta el fin de la legislatura, revisar en el inmediato futuro la suspensión de militancia que se le impuso en junio y de buscarle una salida política, los promotores del pacto pretendían que Marqués se comprometiera a no promover un nuevo partido. Pero el presidente del Principado se niega a una salida individual al conflicto y exige una depuración de dirigentes en la cúpula regional del PP. Francisco Álvarez Cascos tampoco está dispuesto al entendimiento. Los contactos que hubo se hicieron sin su autorización y, aún más, sin su conocimiento. En la cúpula del PP asturiano nadie se atreve a plantearle al secretario general del PP y vicepresidente primero del Gobierno la posibilidad de una negociación. Cascos no acepta otra solución que la dimisión, sin condiciones ni contrapartidas, de su antiguo amigo y colaborador Sergio Marqués. Cualquier concesión que se hiciera al presidente asturiano se entendería como una desautorización del vicepresidente en el pulso personal y político que ambos mantienen.Cascos ejerce una permanente tutela sobre el conflicto de Asturias y exige un acoso constante y sin cuartel al Ejecutivo del Principado. Son precisamente las dos juntas locales más afines a Cascos las que mantienen la posición más radical contra el Gobierno autonómico. Se trata del PP de Gijón, sobre el que Cascos mantiene un control absoluto y la junta local de Oviedo, que preside el alcalde, Gabino de Lorenzo, cuya intervención fue decisiva en el desencadenante de la crisis del Partido Popular asturiano y que goza de toda la confianza del número dos del PP.
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