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Nueces, mariachis, melones y sandías

JAVIER MINA Aunque todavía no se ha abierto el melón, ya sabemos lo que no hay dentro: vascos, porque no caben. Lo han llenado con tantos cañones y gentes variopintas -por ejemplo, serbios- que ya no nos queda sitio. Además bastante tenemos con no dejarnos dominar por los romanos -qué larga vida tienen las sandeces- ni por Espartero como para ir pensando en que Aznar va a poder meternos dentro junto a esas pepitas -y Pepes y viva la Pepa- tan babosas. Así suena el corrido entonado por un Dúo Dinámico Arzalluz-Garaikoetxea que más parece mariachi de Negrete y Sietemachos. Contrariamente a lo que los tenores nacionalistas anunciaron días atrás a bombo y platillo, han dejado las posturitas y cucamonas para mejor ocasión regresando a la palabra, con mucho lo que más retumba. Porque las cosas están a ver quién mete más ruido. Hasta que los chillones divos se reunieron con la batuta en la Moncloa no parecía sino que se tratase de ver quién meaba más lejos oralmente a fin de que los convidados de piedra del eventual proceso de paz vieran en el barullo y la fuga hacia adelante garantías de que no habían hecho el tonto propiciando una tregua a cambio de nada. Ya que no las nueces -que nunca vieron porque sólo movían el árbol para que otros las cogieran- al menos les quedaba el ruido. Pues bien, las citas monclovitas no han hecho sino confirmar los peores barruntos. Cuando el coronel Tapioca -o sea Almunia visto por Anasagasti- se quejaba con todos sus quintos de que el Gobierno no ponía coto a tanto cacareo levantisco no se percataba de que el dejar hacer también pertenecía la partitura, porque una canción se hace con sonidos y silencios, y al fin y al cabo los truenos no son los rayos. Que nuestros trikitilaris mayores hayan decidido aparcar los temas políticos de fondo hasta después de que se consolide la paz cuando anteayer los ponían como requisito previo, sólo puede significar que la vociferación forma parte de toda esta descomunal tramoya. Lo malo será cómo a fuerza de oír tanto exabrupto más de un alma cándida se lo crea y se ponga a escindirse. No sería de extrañar que más de un portal se autodeterminase ni que algunas sociedades gastronómicas guisen su propia constitución. Y por ahí van los tiros, al menos los de HB cuando postula que la nación vasca podría venir antes por coalición de los municipios que se consideren vascos que mediante referéndum. Opción más que maquiavélica pues se basa en mecanismos representativos que además de eludir el concepto de mayoría cualificada soslayan el más que verosímil varapalo de una consulta directa próxima en el tiempo. Ya que no la copla tendremos que celebrar la claridad de la melodía dado que los sonsonetes estratégicos del PNV y EA parecen tanto más oscuros cuanto más se trompetean. Al acusar Arzalluz al PSOE de decir una cosa por fuera y otra por dentro además de no darse cuenta de que se retrata a sí mismo sigue abundando en la cacofonía. Y de mentís en zurriburri están consiguiendo que su indefinición suene a la de la chiquillería cuando por boca de Jarrai y Dañobeitia -¿habrá nombres que predestinen?- manifiesta que no pueden decir ni que sí ni que no a la lucha callejera. Cuentan que Calígula puso en un brete a Salustio al preguntarle si se acostaba con su hermana ya que si respondía afirmativamente se declaraba culpable falsamente de incesto y si respondía que no desairaba al emperador, que sí lo hacía. Salustio se salió por la tangente con un ingenioso "pues todavía no". ¿Acaso ha sido otra la respuesta de nuestros salustios al dilema no sólo sobre la conveniencia o no de abrir el melón constitucional sino sobre si tendremos que cambiarlo por sandía o no? Claro que, la ambigüedad siempre les ha venido bien y ponerse ahora a explicitar un modelo de nación con sus correspondientes instrucciones de uso y adquisición sólo podría quitarles votos. Dicen que en las hambrientas paredes de Corea del Norte se puede leer el lema "Vivimos para mañana y no para hoy". Pero a lo mejor se trata de un sarcasmo.

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