_
_
_
_
Reportaje:EXCURSIONES: RUTA DE LOS INGENIEROS

El monte del siglo

Monumentos, refugios y miradores salpican el bello pinar de Navafría, cien años después de su ordenación

Muchas veces se ha puesto a los ingenieros de montes de chupa de dómine por su monomanía de repoblar con coníferas vastas comarcas serranas donde antes no se habían visto ni en cromo. Esta condena, con ser justa, descuida dos atenuantes. Primera: que los conceptos de biodiversidad y autoctonía son asaz recientes, en tanto que la carrera forestal en Espana data de 1848. Segunda: que gracias a la planificación ingenieril, bosques históricos que habrían sucumbido al hacha, al carboneo y al sobrepastoreo, han logrado perdurar manteniendo un arduo equilibrio entre aprovechamientos madereros, ganaderos y recreativos. Así, el pinar de Navafría.En desagravio a los ingenieros, que han preservado esta belleza, se nos ha ocurrido una bonita ruta por las cotas altas del pinar de Navafría que, además de unir dos monumentos dedicados a aquéllos, resulta ser casi llana. Con la mejor intención alcanzaremos en coche el puerto de Navafría -linde de Madrid y Segovia, 1.773 metros- y aún avanzaremos medio centenar de metros para estacionar en un apartadero junto a un ruinoso cerco de mampostería. Dentro hay una cruz mocha de madera y una roca plana en la que, de no ser porque está tirada boca abajo y pesa un quintal, podría leerse: "Caídos por Dios y por España en bravo combate".

Más información
Para todos los gustos

Alguien ha escrito que es un cementerio de guerra abandonado. (¡Ruinas de la ruina, pobre corral de muertos! hubiera exclamado Unamuno). Pero la realidad es menos romántica: son los restos de un monumento erigido tras la contienda en memoria de los más de 300 hombres que perdieron la vida en el combate ocurrido los días 24 y 25 de julio de 1936 entre las milicias del comandante Perea, que defendían el puerto, y las tropas del coronel rebelde Serrador, que al final lo tomaron.

No es éste, en cualquier caso,el monumento que nos interesa. Al otro lado de la carretera, junto al refugio del Puerto, nace un camino forestal -de grava y luego de asfalto- que nos conduce, en un grato paseo de dos kilómetros, hasta el mirador de Navalcollado. Un par de monolitos flanquean el acceso a este balcón asomado al pinífero valle que parte en dos el río de las Pozas, tributario del Ceguilla. Sobre los monolitos, sendas lápidas, exornadas con el escudo de los ingenieros de montes -hacha y zapapico entre ramas de laurel y roble-, conmemoran el centenario de la ordenación del pinar, proyectada en 1898 por Lorenzo Castro.

En una hora, alcanzaremos la vaguada por la que desciende rumoroso el arroyo del Chorro -una de las primeras fuentes del río Cega- y avistaremos por entre la fronda el refugio de Regajohondo. Será el momento de abandonar el asfalto y tirar a la izquierda por una pista que sube, cruza la corriente y asciende suavemente por un pinar muy aclarado, en el que un puñado de altísimos pinos silvestres se ha salvado de la tala. Media hora después, se presentará una bifurcación en la que deberemos optar por el ramal ascendente, franqueando un portillo. Y cuando de nuevo rebasemos otro, como a dos horas del inicio, veremos junto al camino el monolito consagrado a don José Ferrando Plá, que fue el ingeniero que más años dedicó a la conservación del pinar (1963-1985 y 1990-1991).

El monolito se empina en un sitio impresionante: sobre un espolón del Nevero, a 1.950 metros, atalayando la hondonada por la que baja el arroyo del Artiñuelo en busca de las aguas del Chorro para formar el río Cega, que a su vez se bebe las del Ceguilla y se pierde, dejando atrás el verdinegro pinar, en la parda lontananza segoviana. E1 tiempo o los vándalos lo derribarán, pero en su lugar se alzará, tarde o temprano, otro monumento: un pino silvestre.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_