Un año después de las inundaciones, las obras están en ejecución en Alicante
Tal día como hoy hace un año, Alicante amaneció anegada por las aguas. Las prácticamente nulas infraestructuras de prevención de riadas de la ciudad no soportaron los 270 litros por metro cuadrado que cayeron en apenas cinco horas. Para que una escena así no vuelva a repetirse, la Consejería de Obras Públicas elaboró un exhaustivo plan de encauzamiento de barrancos metropolitanos, construcción de nuevos colectores y remodelación de los ya existentes. Casi todas las obras anunciadas se hallan en ejecución.
Las inundaciones del 30 de septiembre de 1997 fueron las peores vividas en Alicante en 140 años. Los destrozos fueron tales que, el 20 de octubre, el entonces consejero de Obras Públicas, Luis Fernando Cartagena, declaró de emergencia las distintas actuaciones que era necesario emprender en Alicante para reducir su ancestral riesgo de inundaciones. Las obras se cuantificaron entonces en más de 17.000 millones de pesetas. El más ambicioso de los proyectos encaminados a este fin es el plan de defensa ante las avenidas, que contempla una inversión de 7.100 millones de pesetas destinadas al encauzamiento de los barrancos existentes en el área metropolitana, la habilitación de amplios colectores subterráneos que permitan la absorción de grandes cantidades de agua y la mejora de los ya existentes. De las siete actuaciones contempladas en el plan, cinco están en proceso de construcción. Se prevé que todas se hayan finalizado en un plazo de dos años. Una de las principales obras de este plan es el desdoblamiento del colector general, ejecutado en un 50% y que mantendrá cerrada hasta octubre la avenida de Aguilera, una de las principales vías de la ciudad, que conecta el centro comercial con los barrios del sur. Con un presupuesto de 2.270 millones, es la obra más costosa, en gran parte debido al hecho de que discurre en su totalidad por el casco urbano, lo que obliga a realizar la excavación en túnel. Su caudal, sin embargo, será el más pequeño: 15 metros cúbicos por segundo, aunque la verdadera importancia de esta obra no es su capacidad de desalojo de agua, sino la dotación de una infraestructura suficiente al colector, que se hundió en diversos puntos. La obra que dispondrá de un mayor volumen de caudal es la del nuevo encauzamiento mediante colectores de los barrancos de La Goteta y Bon Hivern, cuyas obras todavía no se han iniciado aunque ya están adjudicadas. Hasta 100 metros cúbicos por segundo podrá desalojar el nuevo cauce, que finalizará en la zona marítima situada al final de la playa urbana del Postiguet, que se conoce como el Cocó. Su presupuesto es de 470 millones.Respecto al resto de actuaciones, el colector San Agustín-Vía Parque es el segundo en el orden de inversiones, con un presupuesto de 2.020 millones, que drenará la zona noroeste de la ciudad para evitar la llegada del agua al barrio de San Agustín y la conducirá al mar a través del barranco de Las Ovejas. Prácticamente finalizado se halla el colector del Bulevar del Pla, que duplica la capacidad del existente. Las obras para reducir el riesgo de inundaciones en el centro son el colector de la Rambla de Méndez Núñez, que recogerá las escorrentías superficiales que se concentran en la zona próxima a la plaza de España, y el de San Blas-Oscar Esplá, que hará lo propio en el entramado de vías de la estación de Renfe. Mención aparte merecen las obras a realizarse en la playa de San Juan, una de las zonas más afectadas por la gota fría del año pasado. El alto riesgo de la zona urbana de la playa viene dado por su situación a una cota inferior al paseo marítimo. Dado que el sistema de colectores e impulsiones para transportar el agua residual al Cabo de las Huertas se reveló insuficiente para asumir unas lluvias intensas, se reforzará el drenaje de las aguas hacia el mar mediante dos nuevas salidas. La consejería tiene previsto realizar otras obras importantes no incluidas en el plan, como el encauzamiento de los barrancos Juncaret y Orgegia, que tiene un presupuesto de 5.000 millones, en licitación. Las inundaciones del año pasado arrojaron sobre Alicante un total de 300.000 litros de agua en apenas cinco horas. Los daños materiales se calcularon en 20.000 millones de pesetas. La nota más trágica fue el fallecimiento de cuatro personas.
Cobro de ayudas
El círculo se va cerrando. Ayer, cuando se cumplía un año de las inundaciones que fueron su ruina, seis familias y un colegio que habían quedado excluidos del decreto de ayudas que el Consell emitió en octubre de 1997 recibieron sus respectivas indemnizaciones. La delegada del Gobierno valenciano en Alicante, María Teresa Revenga, hizo entrega de talones a fondo perdido por un valor total de 12 millones. Los indemnizados no pudieron acceder a los créditos con interés subvencionado previstos por el Consell porque su situación económica no les permitía afrontar los pagos. De ahí que sus ayudas hayan sido a fondo perdido. Así las cosas, ahora son únicamente los familiares de las víctimas mortales los que esperan para cobrar cuatro millones por fallecido. Ello se producirá cuando uno de estos familiares entregue la declaración de herederos.
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