La apertura del polideportivo de Ermua se retrasa hasta finales de diciembre

El polideportivo de Ermua no estará concluido en octubre, como preveía el Ayuntamiento, y se demorará hasta finales de diciembre. La razón del nuevo retraso se debe a los exhaustivos controles de seguridad de las obras para evitar un nuevo desplome como el ocurrido en mayo de 1997. "Los controles son bestiales, casi como los de una central nuclear", han señalado responsables de la obra. Este rigor elevará en un centenar de millones el presupuesto del proyecto, que se acercará así a los 900 millones de pesetas.

"La cubierta se acabará esta semana y a partir de entonces todo irá más rápido, porque se podrá trabajar en todos los equipamientos del interior", afirma Patricio Mendinueta, el gerente de Proimersa, la sociedad municipal encargada de gestionar el proyecto. Los férreos controles aplicados a la construcción han llegado a materializarse en exámenes radiográficos de cada una de las soldaduras y continuos análisis en los laboratorios que impedían avanzar a la siguientes fases en la edificación hasta disponer de los resultados. El complejo, que llevará el nombre de Miguel Ángel Blanco, el concejal del PP asesinado por ETA, tenía que haberse concluido para julio de 1997. Sin embargo, el derrumbamiento ocurrido dos meses antes, debido a fallos de diseño y ejecución, frustró los planes y llegó a cuestionar el proyecto. Tras el asesinato de Blanco se recaudaron 110 millones en una campaña promovida por el diario Marca, a lo que se unieron otros 100 millones aportados por el Gobierno central a través del Consejo Superior de Deportes. Sin embargo, estas ayudas no sufragarán la totalidad del proyecto, que ha visto duplicarse los 450 millones presupuestados antes de su derrumbe. El cobro del seguro, que cubriría prácticamente la cantidad restante, se ha complicado por las diferencias económicas con las compañías aseguradoras. Si se presentan recursos, la recepción de las indemnizaciones puede demorarse varios años.