Homenaje pasado por agua
Para mil invitados, la carpa se hubiese quedado un poco pequeña. Sólo que al final se presentaron unos 400, y afortunadamente entraron todos cuando comenzó el diluvio universal. Ajuria Enea se convirtió ayer en una especie de Arca de Noe en la que se emparejaron los representantes del mundo de la política, de la economía y de la cultura, aunque con notables ausencias del mundo deportivo, eclesiástico y escasa representación de partidos como IU y HB. Tampoco había música de fondo, ni grupos de danzas, pero es que no se trataba de una romería en el sentido clásico, sino de la despedida del mundo institucional y sociocultural al lehendakari tras 14 años al frente del Gobierno vasco. En ese contexto un catering de lujo sustituyó a la gastronomía de las fiestas populares, y el cava, vinos de marca y refrescos de cola se impusieron al clásico tintorro de los bares portátiles. La fiesta comenzó poco después de las 18.30. Los invitados llegaron en minibuses morados y blancos haciendo los más curiosos comentarios. Iñaki Oyarzabal, parlamentario del PP, dijo jocoso que había pensado llegar a Ajuria Enea con un cartel que pusiese: "Yo también quepo en la Constitución". Pero se cortó. El que tampoco tenía cara de muy buenos amigos era el delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar. Su jefe, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, figuraba entre los invitados, pero no compareció. Hasta ese momento todo iba bien. Sin embargo la borrasca que al mediodía estaba encima de la Gran Bretaña se lanzó sobre Vitoria a los pocos segundos de sonar el himno del País Vasco interpretado por una representación de la banda de la Ertzaintza. En ese aguado contexto, el lehendakari se dirigió a los presentes y les agradeció su trabajo con un mensaje esperanzador: "Nunca pude imaginar que en este acto social de despedida podría enviaros este mensaje de esperanza. Poder hacerlo me llena de satisfacción. Sólo me gustaría que la mía no fuera una esperanza aislada, sino compartida por todos vosotros". Tras el discurso, contento y satisfecho tanto en el plano personal como en el profesional, al recuperarse primero de la operación de dos hernias y ahora al disfrutar los primeros días de la tregua de ETA, el lehendakari se convirtió en un anfitrión consumado. Se movió con soltura en medio del pequeño laberinto vasco que montó en su jardín prestado, aunque el mal tiempo hizo que todos estuvieran un poco apretujados bajo la carpa. El primero al que saludó fue al presidente de la Cámara de Comercio de Guipúzcoa, Fermín Mendizabal. Acto seguido se dirigió al ex consejero de Justicia, el socialista Francisco Egea, al que acompañaba la también ex consejera Rosa Díez. Con una de las personas con las que Ardanza más habló fue con el premio Príncipe de Asturias y ex consejero de Educación,el físico Pedro Miguel Etxenike. "Lo ha hecho realmente bien lehendakari", le dijo. Los humoristas Los Lourviers y los actores Patxi Biskert y Xabier Elorriaga compartieron canapés con el presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar. Poco después de las ocho, el personal de Ajuria Enea comenzó a achicar agua de la carpa. Llovía sin piedad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.