Un libro reivindica el papel del movimiento obrero antifranquista en el cambio político
La clase obrera no fue tan dócil durante la dictadura franquista y tuvo un papel en los cambios sociales y políticos más importante de lo que la mayor parte de la historiografía ha venido sosteniendo hasta ahora. Ésta es la conclusión sobre la que gira el libro Traductores disciplinados y minorías subversivas. Clase obrera y conflictividad laboral en la España franquista (Siglo XXI), escrito por Carme Molinero y Pere Isàs. La obra cuestiona, discute o matiza, según los casos, algunos de los mitos que han persistido hasta hoy en torno al movimiento obrero durante la dictadura. Así, cuestiona que hubiera pasividad en los trabajadores, contradice que existiera escasa conflictividad social y discute la idea de que el movimiento antifranquista fue insignificante. Carme Molinero y Pere Isàs desdibujan también la creencia de que la conflictividad laboral apareció a finales de los cincuenta, con el nuevo modelo económico liberalizador del Plan de Estabilización de 1959. En este sentido, los historiadores ponen de manifiesto que en las dos primeras décadas del franquismo ya se registraron conflictos laborales significativos. El protagonismo de los trabajadores en la dinámica social generada en los sesenta y la repercusión de la movilización social en la restauración democrática son otros de los aspectos de la oposición al régimen franquista que el libro rescata. La obra se estructura en cuatro partes. La primera analiza las dos primeras décadas de la dictadura, mientras que la segunda se centra en las transformaciones económicas y sociales de los años cincuenta y sesenta. Las dos últimas partes analizan la conflictividad laboral como pieza fundamental de los cambios económicos de los sesenta y los políticos de la década siguiente.
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