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El FMI encara su futuro acosado por las críticas y la escasez de recursos

El futuro se presenta incierto para el Fondo Monetario Internacional, institución responsable de la estabilidad financiera mundial. Su próxima asamblea mundial, la número 53, que celebrará a partir del próximo fin de semana, pero cuyas sesiones preparatorias comienzan el miércoles, se presenta complicada. En plena crisis, las críticas le llueven en cascada, mientras que el Congreso norteamericano mantiene bloqueada su aportación de fondos, con lo que apenas dispone de recursos para hacer frente a posibles emergencias.

Las críticas a la globalización financiera tienen como principal destinatario al FMI, a quien de poco le han servido sus revisionistas propuestas de acompasar la apertura de los países con el reforzamiento de sus sistemas de supervisión bancaria.Críticas que llegan en el momento en el que el frente fundamental de esta institución, el apoyo norteamericano, se tambalea. Envalentonada por la crisis financiera y la debilidad política de Clinton, la mayoría republicana y tradicionalmente aislacionista del Congreso mantiene bloqueada la aportación de nuevos fondos por importe de 18.000 millones de dólares (unos 2,7 billones de pesetas.

La mayoría de las imputaciones contra el FMI se resumen en tres: incapacidad para prever la profundidad de la crisis, puesta de manifiesto en declaraciones como las de Camdessus mencionadas más arriba; la aplicación de programas de intervención que en muchos casos han agravado la situación de los países a los que debería haber ayudado y que han fomentado la falta de responsabilidad (moral hazard en inglés) tanto de los acreedores como de los deudores; y el secretismo de sus movimientos. En el frente político, tanto desde Japón como desde Europa, se le echa en cara su subordinación al Tesoro norteamericano.

Sobre esta base, gobiernos y expertos han comenzado a plantear abiertamente la necesidad de reformar el FMI, cuando no de crear un nuevo organismo con otra estructura directiva y bajo control político internacional.

Situación explosiva

Todo ello, ha creado una situación explosiva. En plena crisis, la institución encargada de velar por la estabilidad está atrapada entre las críticas por su actuación y la falta de fondos. En las últimas tormentas financieras, el Fondo ha desembolsado 53.000 millones de dólares, y se calcula que los fondos disponibles ascienden a no más de 10.000 millones.Brasil debe obtener cerca de 100.000 millones de dólares de aquí a noviembre para hacer frente a sus obligaciones. El FMI por sí sólo no tiene capacidad para actuar a ese nivel.

La institución continúa operando como en el pasado. Como un bombero, cuando un país está al borde del abismo, los directivos del Fondo acuden a negociar con las autoridades un programa de ajuste y liberalización a cambio de ayudas.

Queda la acusación a la excesiva dependencia del FMI respecto del Tesoro norteamericano, muy superior a su participación accionarial, que es del 17,5%. Crítica de gran calado que afecta a su credibilidad y a su autoridad sobre otros socios.

La última prueba, destacada incluso en los medios económicos estadounidenses, fue el rechazo sin fisuras de ambos, el FMI y el Tesoro, a la propuesta japonesa en los albores de la crisis financiera de crear una especie de Fondo Monetario Asiático, por temor a perder influencia en la zona.

Esta situación revela la divergencia de intereses y estrategias de las dos primeras potencias económicas, que pesa como una losa sobre cualquier plan de acción coordinada del G-7, o grupo de los países más ricos.

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