Las encuestas auguran una coalición de los dos grandes partidos para gobernar Alemania
, ENVIADO ESPECIAL Nadie parece quererla y, en principio, todos la niegan, pero el fantasma de la gran coalición, una alianza entre los grandes partidos democristianos (CDU/CSU) y socialdemócrata (SPD), planea sobre Alemania. Motivos de oportunidad política y de aritmética electoral pueden hacerla casi inevitable, tras las elecciones del domingo. Todo depende en gran parte de los resultados de los partidos pequeños, Los Verdes, liberales (FDP) y poscomunistas del Partido del Socialismo Democrático (PDS), que pueden alcanzar escaños en el futuro Parlamento Federal (Bundestag) y ejercer el papel de bisagra.
Fue el presidente del SPD, el jefe de Gobierno del Sarre, Oskar Lafontaine, el primero en no excluir la posibilidad de una gran coalición. Después siguió el candidato a canciller del SPD, Gerhard Schröder. Al final, también el canciller democristiano Helmut Kohl (CDU) admitió como supuesto, sólo teórico, un Gobierno entre rojos (SPD) y negros (CDU/CSU). De todos modos Kohl dejó claro, de forma tajante, que él no estaría disponible para dirigir como canciller una gran coalición y, por supuesto, mucho menos como socio minoritario.Lo cierto es que las encuestas han reflejado como el actual canciller reducía progresivamente la ventaja que le sacaba el candidato socialdemócrata. Una encuesta para Die Woche, terminada el pasado martes, daba un 42% al SPD por un 37% para la CSU/CDU. Ayer, un sondeo de Forsa para la cadena RTL mantenía a Schröder en un 42% y otorgaba un 38% a Kohl. Por su parte Die Welt publicó una encuesta que tan sólo otorgaba un 1,9% de ventaja al SPD.
Schröder sólo entraría en una gran coalición como canciller, porque prometió a su electorado de Baja Sajonia que sólo se mudaría a Bonn para ocupar la jefatura de Gobierno. Por tanto, podría darse la circunstancia paradójica de que, según los resultados del domingo, ninguno de los dos primeros espadas tengan un puesto asegurado en el Gobierno el lunes.
En ese caso entrarían en juego Wolfgang Shäuble (CDU) y Lafontaine (SPD), para sustituir a los, en ese caso fracasados, jefes de fila, Kohl y Schröder.
Kohl lo ha dejado claro: "Yo no quiero dirigir una gran coalición. ¿Por qué había de hacerlo?" Luego el canciller añadió: "Naturalmente me parece en principio que una gran coalición es posible, porque los demócratas tienen que poder aliarse unos con otros. Pero no veo ninguna necesidad de una gran coalición. Por principio, me parece necesario que en la vida parlamentaria cotidiana un Gobierno fuerte se enfrente a una oposición fuerte. Un Parlamento alemán, en el que el 90% de los diputados apoyan al Gobierno, no rinde un trabajo productivo".
Alianza "rojiverde"
Los dos líderes del SPD, Schröder y Lafontaine, se muestran más cautos y prefieren dejar en una nebulosa el asunto de la futura coalición. El principal argumento contra el SPD de los democristianos (CDU/CSU) y liberales (FDP) es afirmar que Alemania se encuentra en peligro de caer en poder de una coalición rojiverde (SPD-Verdes) con el apoyo de los comunistas del PDS. Poco menos que una reedición del frente popular a estas alturas del milenio. La gran coalición, que todos rechazan de palabra, podría imponerse este domingo por la fuerza de los números, si no queda otra posibilidad de formar un Gobierno con garantías de estabilidad. Esto depende de los resultados que consigan los partidos pequeños, que pueden representar el papel de bisagra e inclinar la balanza hacia un lado o el otro. Los tres partidos pequeños representados en el Bundestag en la legislatura concluida confían en volver a entrar en el que se forme después del domingo.Los liberales (FDP) aspiran a recuperar el tercer puesto entre las fuerzas parlamentarias, que desde 1994 ocupan Los Verdes. La única idea que parece mover al FDP es conseguir que muchos de los electores democristianos (CDU/CSU) les presten el segundo voto, el que determina el número de diputados de forma proporcional. En 1994, el FDP llegó con este método al 6,9% y en esta ocasión esperan repetir e incluso han fijado como meta superar a Los Verdes, para repetir la coalición que ahora gobierna con Kohl al frente.
Los Verdes huyen de la gran coalición como el diablo del agua bendita y aseguran que, si se forma, eso significaría la paralización total de la política en Alemania. El problema de Los Verdes, si consiguen votos suficientes para formar coalición con el SPD para evitar una gran coalición, sería conseguir una credibilidad y una solvencia de la que en tantas ocasiones han demostrado carecer.
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