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De 'yuppy' a pajarero

Un ex alto ejecutivo monta en San Agustín un aviario con su colección de pájaros exóticos

"¿Qué va a decir mi padre, que tanto ha hecho por mi educación y mi carrera, cuando le diga que su hijo va a dejar de ser un yuppy para convertirse en pajarero?". Ésta es la pregunta que se hizo hace cuatro años Luis Sitges, un abogado de 40 años, ex alto ejecutivo, casado y con cuatro hijos, antes de conocer la opinión de su progenitor sobre sus planes. Se había quedado sin trabajo y su intención era transformar su hasta entonces afición, el cuidado y la cría de pájaros, en negocio.Le ha costado casi cuatro años de arduo trabajo, 13 expedientes y decenas de trámites burocráticos añadidos, pero al final lo ha conseguido. Este amante de los pájaros, desde que su tía le regaló un periquito a los seis años, ha logrado montar, junto al polígono industrial de San Agustín de Guadalix -aunque la finca está en el término municipal de El Molar- el quinto aviario de España con ejemplares exóticos, el primero de estas características en la Comunidad de Madrid. Son cinco hectáreas de terreno con siete pequeños lagos, tres cascadas y una veintena de jaulas. Sus inquilinos: cerca de 500 pájaros exóticos de 115 especies diferentes de cinco continentes, la mayoría nacidos y criados en cautividad y el 60% de ellos antiguos okupas del jardín del propio domicilio de Luis Sitges. Hay ruiseñores, oropéndolas, tórtolas, palomas de vivos y espectaculares colores, ibis, codornices enanas, faisanes, avestruces, grullas, gansos, guacamayos, ñandúes, pavos reales, mirlos de cola larga, cacatúas de moño amarillo menor, loros grises de cola roja...

Luis Sitges dice que no tiene ningún pájaro preferido, pero los mimos con que llama a Fredo delatan que éste es su ojito derecho. Se trata de una gura sureña, una especie de paloma de Nueva Guinea de vivos colores y coronada con una cresta, que acude rauda a la alambrada cuando oye la voz de su amo. En el recorrido, los visitantes (previo pago de 750 pesetas) también pueden encontrar un faisán venerado, uno de los ejemplares más exóticos del recinto, afamado por tener la cola más larga del mundo (hasta 210 centímetros); a una mina gigante, que está enamorada de Sitges y por eso le vomita cuando se posa en su hombro; o a Perico, un vocinclero con plumas que saluda a los curiosos al grito de "Hola, Coca-Cola".

"Quiero que esto sea como un jardín de pájaros, por el que la gente pasee tranquilamente. No quiero masificarlo con aves, sino ir aumentando la colección con ejemplares muy concretos", explica el dueño.

Jardín de los Pájaros. N-I. Desvío en el kilómetro 36, polígono industrial de San Agustín del Guadalix. Desde las 10.00 hasta el anochecer. 750 pesetas.

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