Unamuno, por aquello del 98
Los exámenes de Selectividad no son difíciles. Lo confirman los resultados -aprueban cada año alrededor del 90% de los presentados- y los propios alumnos: "El examen ha sido fácil". "Asequible". Las quejas, por lo general son por otros motivos. "He tenido que esperar a que me entregaran mi ejercicio cuando el resto de los compañeros ya lo tenían, faltaban sitios y además hemos empezado con retraso", decía Lara Fornovi, mientras un profesor iba llamando a los estudiantes a la clase por orden alfabético. Entregaban sus carnés y abandonaban los bolsos en un rincón. Tampoco se ven chicos temblando de nervios. En junio el ambiente parece más crispado. Es que los estudiantes ya tienen una idea aproximada de lo que "puede caer en el examen". "El texto de inglés era de medio ambiente y se podía relacionar con Doñana y en Literatura fijo que sale Unamuno, por lo del 98", explica María Cotiño, una chica de 18 años que tiene que pasar ahora la Selectividad porque le quedó una asignatura pendiente del COU para septiembre. El retraso le va a suponer a María un billete para Granada el curso que entra porque a estas alturas en Sevilla ya no hay plazas en Historia del Arte. "Mi madre prefería que me quedara aquí en pero tendré que irme porque no están las cosas para perder un año". Las plazas es uno de los problemas para los chicos que se examinan de Selectividad en septiembre porque en algunas facultades se agotan con las matriculas de junio y no se reservan. Los cerca de 15.000 alumnos que se presentan en esta convocatoria podrán optar a una de las 20.000 plazas ofertadas, pero las posibilidades de elección ya han mermado. Lara Fornovi entiende que es un privilegio lógico para los que aprueban en junio. "Ellos tienen más derecho, habrán estudiado más y aprobaron antes". Pero no todos los privilegios se entienden. Un grupo de profesores se desplazaron ayer desde sus centros para acompañar a los alumnos que se examinaban. En los pasillos hablaban del follón que se podía montar si, como les habían comunicado, no permitían el uso de calculadoras para hacer el examen de Matemáticas II, Física y Química. "En junio si se permitieron y esto sería un agravio comparativo", decían. Así estaban las cosas cuando apareció el delegado de sede. "Le debo a usted una cerveza porque ha hecho un servicio a la Universidad y me ha quitado un follón. Usted tenía razón: ya han comunicado a toda Andalucía que se permitirá calculadora". El delegado se siente aliviado: "Imagínese, mañana podría haber contenciosos por todos sitios".
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