Greenspan mantiene en vilo a los mercados al decir que el G-7 no ha concertado bajar los tipos
La comparecencia de Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, ante el Comité Bancario del Congreso de ese país, ayer en Washington, no despejó las dudas de los mercados internacionales sobre una posibilidad de rebaja de tipos de interés en la primera economía mundial.
El presidente de la Reserva Federal parecía haber dado pistas hace dos semanas de que ordenaría una rebaja del precio del dinero para insuflar energía en la máquina estadounidense y aliviar así el renqueante escenario de crisis y volatilidad bursátil de los últimos meses. Pero la más cercana referencia de Greenspan a ese tema fue decir que "no hay un proyecto coordinado de rebajar los tipos" en el seno del G-7.
Cuando el interrogador del comité bancario le pidió más claridad al hermético Greenspan pidiéndole que hablara "en inglés llano", éste replicó: "Sí hablara en inglés llano, no me comprenderían".
Greenspan, no obstante, reconoció que se hacen perceptibles los primeros signos de ralentización de la expansión económica estadounidense. El presidente de la Reserva Federal afirmó que los factores deflacionistas continuaban apareciendo en ciertas regiones del mundo. "Nadie puede creer que Europa y Estados Unidos permanecerán como un oasis de prosperidad mientras que el resto del mundo afronta dificultades económicas", añadió.
Apoyo al FMI
Robert Rubin, el secretario del Tesoro, que también comparecía ayer hizo un llamamiento al Congreso para que apoye la labor coordinadora del Fondo Monetario Internacional (FMI), al que se refirió como "la institución adecuada para estar en el centro de políticas financieras multilaterales".
El presidente de la Reserva Federal, por su parte, reconoció que el FMI necesitaba reformas pero "no ahora" y que si, frente a la crisis, la institución no era lo ideal era "mejor que nada". "El FMI necesita una reforma fundamental en todos sus aspectos pero no ahora", declaró Greenspan."Tenemos necesidad de modificar la estructura del FMI, de su forma de financiarse, de sus condiciones de préstamo, porque es todo lo que tenemos", añadió.
El comité bancario bombardeó ayer a Rubin y Greenspan con dureza exigiendo pruebas de que el dinero invertido en el FMI sirve para algo. Wall Street, que llevaba tres jornadas consecutivas de subida, había empezado la sesión de ayer moviéndose con timidez en una franja de precaución a la espera del dictamen de Greenspan. Cuando Greenspan empezó a hablar, el índice Dow Jones registraba un alza de 20 enteros. Una hora después, estaba 50 puntos por debajo. Finalmente, cerró con una ganancia del 0,81%, 65,39 puntos, para quedar en 8.089,78. Las bolsas europeos tuvieron subidas generalizadas, destacando la de Madrid, con 2,06%. El dólar se apreció una peseta. En las bolsas de Latinoamérica fue una jornada tranquila que se cerró con una bajada del 2,1% en Sao Paulo (Brasil), y del 0,3% en Argentina y Chile. En Venezuela subió un 2,9% y en México fue festivo.
Greenspan había dicho el 4 de septiembre que "no es creíble que Estados Unidos pueda seguir siendo un oasis de prosperidad sin que le afecte un mundo que cada vez experimenta mayor presión". El propio Bill Clinton corroboró esta impresión esta misma semana al declarar el lunes en un discurso ante el Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York que había que abandonar el miedo a la inflación y apostar por el crecimiento.
Desilusión, pues, entre los inversores, que creyeron que ayer Greenspan culminaría estas aparentes promesas con una inyección de dinero en la economía.
Tanto Greenspan como Rubin, sin embargo, lanzaron un mensaje al Congreso que se resume en las siguientes palabras del secretario del Tesoro: "Cada día que pasa sin que el Congreso apruebe fondos para el FMI, aumenta la vulnerabilidad" de la economía mundial.
Greenspan se centró en una serie de recomendaciones para los países que más directamente están sufriendo la turbulencia de la crisis, y señaló que la restricción de flujo de capital extranjero (tal como se está considerando en Rusia y en Malaisia) es un error. "Está claro que cualquier economía puede funcionar con sus fronteras cerradas a la inversión extranjera", dijo el presidente del banco central de Estados Unidos. "Pero una economía hostil al capital riesgo quedará limitada en un estándar de vida inferior y en un crecimiento lento", añadió.
La próxima reunión de la Reserva Federal es el día 29 de este mes. Ayer, Greenspan, tan barroco como de costumbre, se negó a hacer conjeturas sobre lo que se podrá discutir ese día. Pero diversos especialistas han dicho que la revisión de tipos de interés en Estados Unidos no se producirá hasta finales de año.
Medida necesaria
Un informe publicado ayer por economistas de la Universidad de California prevé que esa medida será inevitable porque de lo contrario el producto interior bruto estadounidense bajará al 1,9 % en 1999 después del máximo histórico del 3,5% que se espera para este año, y la inflación subirá en ocho décimas respecto al índice actual de 1, 6%.
Para un mes después de la reunión de la Reserva Federal, está previsto que se celebre en Viena (Austria) la cumbre entre la Unión Europea y Rusia, según anunció ayer el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer. El encuentro estaba previsto para hace varios días, pero tuvo que ser aplazado debido a la ausencia de un interlocutor en Moscú. El nombramiento de Yevgueni Primakov como primer ministro ruso hace ahora posible la reunión, que se celebrará bajo presidencia del canciller austriaco, Victor Klima, y el propio Santer.
El director gerente del Fondo Monetario Internacional, Michel Camdessus, dio el único toque de optimismo de la jornada, al declarar que "la crisis financiera está en el camino de la recuperación".
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