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Guerra condiciona la reforma de la Constitución al consenso político

El diputado socialista Alfonso Guerra se alejó ayer en Sevilla por igual de las tesis inmovilistas que rehusan de lleno reformar la Constitución como de quiénes abogan por cambios partidistas. Guerra apeló al espíritu del "consenso" que presidió la redacción de la Carta Magna en 1978 -la primera pactada por todo el espectro político en el último siglo- para recordar que, cada modificación, debe gozar del respaldo de todas las formaciones políticas, "de la misma forma que se creó".

El ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra desgranó ayer una rotunda defensa del talante mostrado por las organizaciones políticas que capitanearon la redacción de la Constitución, que cumplirá 20 años el próximo diciembre. El texto resultante de aquel consenso, recordó, "no era producto del espíritu de un sector, sino de todas las sensibilidades representadas tras las elecciones". La reflexión del diputado socialista, que sirvió para inaugurar el curso XX años de la vida constitucional, organizado por la Universidad Internacional de Andalucía, hizo hincapié sobre la necesidad de mantener el original espíritu conciliador en cualquier reforma posterior. En este contexto, la Declaración de Barcelona, suscrita por nacionalistas de CiU, PNV y BNG, "choca totalmente" y "transgrede" el espíritu constitucional del 78. Aunque Guerra también matizó que la Carta Magna no es "inamovible", recalcó que los cambios sólo pueden introducirse desde el consenso de todas las formaciones políticas.En la conferencia La Constitución del consenso (In memorian Fernando Abril Martorell), defendió el saldo positivo de sus dos primeras décadas de vida: "Ha arraigado plenamente entre nosotros". En este tiempo, agregó, "ha enraizado en los españoles un hondo sentimiento constitucional". El ex vicepresidente del Gobierno destacó que el texto de 1978 se alejó de la "unilateralidad" de constituciones precedentes, dictadas desde "la sensibilidd de quienes la habían propugnado". La actual, indicó, no es patrimonio de un partido en concreto. Ha permitido gobernar España, añadió, "desde el centro-derecha, desde la izquierda y desde la derecha". Alfonso Guerra admitió que el contenido de la Carta Magna no se dirigió "a la sociedad que deseábamos, sino para la que existía". En esto, a su juicio, reside la fuerza para ser "defendida por la mayoría". El ex secretario general del PCE Santiago Carrillo, y el presidente del Tribunal Constitucional, Alvaro Rodríguez Bereijo, también participarán en el curso.

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