Tendencia a empeorar

Hay semanas en las que algún acontecimiento nacional domina de tal manera la vida política, que resulta imposible que no acabe dominando también la de las comunidades autónomas. La política regional se difumina hasta el punto de que casi no hay nada específicamente regional sobre lo que escribir. Esto es lo que ha ocurrido esta semana con el ingreso de José Barrionuevo y Rafael Vera en la cárcel de Guadalajara en cumplimiento de la sentencia dictada a finales de julio por el Tribunal Supremo. Las circunstancias judiciales y extrajudiciales que han acompañado a la ejecución de la sentencia ha sido la noticia de la semana. Es como si no hubiera sucedido nada más. Hasta en una comunidad autónoma como Cataluña, la celebración de la Diada ha pasado prácticamente desapercibida. No he visto la televisión catalana, pero sí he leído la prensa barcelonesa y, desde luego, no tiene ni punto de comparación con lo que fue esa misma prensa el año pasado o los anteriores. Ha sido una celebración marcada por la sombra de una potencial crisis muy grave del sistema democrático de no fácil salida. Pero, como no podía ser de otra manera, Andalucía ha vuelto a ser la comunidad autónoma en la que el ingreso en prisión de José Barrionuevo y Rafael Vera ha tenido un mayor impacto político. La presencia del presidente de la Junta de Andalucía y del presidente del Parlamento ha sido criticada en unos términos muy duros tanto por el PP como por IU, que han anunciado que pedirán explicaciones a ambos de dicha presencia. Podemos encontrarnos, en consecuencia, con que el Parlamento de Andalucía puede acabar siendo el único parlamento de toda España que vaya a debatir públicamente el ingreso de José Barrionuevo y Rafael Vera en prisión. Si así fuera, la comunidad autónoma andaluza sería la única en la que este acontecimiento continuaría dominando su vida política. Tengo la impresión de que hay quien está interesado en hacer realidad la tesis de que todo lo que puede empeorar, empeora.