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El Legislativo decide qué actos son "fechorías y crímenes serios"

Al dar jaque al rey con la presentación ante el Congreso de "información sustancial y fidedigna que puede constituir la base para comenzar el proceso de destitución [impeachment] del presidente", el fiscal independiente Kenneth Starr ha hecho historia. Sólo en dos ocasiones previas -Andrew Johnson, en 1868, y Richard Nixon, en 1974, los dos republicanos- el titular de la Casa Blanca ha sido puesto en la tesitura de que su destino político dependa del poder legislativo.En el caso de Johnson, el proceso de impeachment llegó hasta el final, al Senado, pero el presidente se salvó de la destitución por un voto. Había sido procesado por la destitución arbitraria de miembros de su Gobierno. Nixon dimitió cuando el Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes decidió que podía ser acusado de tres delitos -obstrucción a la justicia, abuso de poder y desacato al Congreso- por el caso Watergate, el espionaje de sus rivales políticos demócratas.

Si Starr ha dado el jaque al rey, es el Congreso el que debe transformar o no ese movimiento en mate. Al recibir las acusaciones del fiscal Starr contra Clinton, el Congreso se ha convertido en un organismo judicial. Su Cámara baja, la de Representantes, realizará la instrucción; la alta, el Senado, sentenciará en funciones de Tribunal Supremo.

El Senado, juez

En la Cámara de Representantes, el Comité de Asuntos Judiciales -36 congresistas, de ellos 21 republicanos y 15 demócratas- estudiará durante meses -siete en el caso Watergate- el informe del fiscal y decidirá si constituye base suficiente para acusar al presidente de delitos susceptibles de impeachment. Si está de acuerdo con el fiscal, le pasará el caso al pleno de la Cámara de Representantes, que hará la acusación formal. Para ello basta una mayoría simple. En último término será el pleno del Senado el que decidirá si destituye al presidente. Se requiere una mayoría de dos tercios.El Congreso debe decidir si las acusaciones de perjurio, obstrucción a la justicia y abuso de poder que Starr le ha formulado a Clinton tienen fundamento. Y si lo tienen, si entran dentro del campo de la "traición, la corrupción y otros serios crímenes y fechorías", que permiten al Legislativo acortar la estancia en la Casa Blanca del favorito de los electores. Ahora bien, la interpretación de qué actos constituyen "serios crímenes y fechorías" es esencialmente política. "Un acto susceptible de impeachment es cualquiera que una mayoría de la Cámara de Representantes considera que es tal en un momento determinado de la historia", dijo en 1970 el entonces congresista Gerald Ford, que terminaría siendo presidente tras la dimisión de Nixon.

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