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"Los que violan la soberanía son los 'narcos"

Juan Jesús Aznárez

El embajador de EEUU en Panamá, Willian J. Hughes, rompe lanzas en defensa del Centro Multilateral Antinarcóticos (CMA). Es una propuesta panameña, asegura, y su ejecución no vulnera los Tratados Torrijos-Carter, ya que operaría desde instalaciones que a partir del 2000 serán panameñas. "La soberanía panameña se viola a diario, pero no por parte de Estados Unidos. Los narcotraficantes violan el espacio aéreo, marítimo y las fronteras de Panamá, ignoran sus leyes. Para aquellos que se preocupan de la soberanía de Panamá, su seguridad y su cultura, el CMA debería tener buena acogida". El diplomático insta a no perder de vista que las millonarias inversiones requeridas fomentarán el empleo y el comercio, y el centro de ninguna manera sería una base militar porque ninguna de las dispuestas por EEUU en el mundo tiene una junta directiva civil multinacional, según establece el documento de constitución, ni sus funciones son combatir el narcotráfico. "Si hubiéramos querido una base la hubiéramos negociado como lo hemos hecho con decenas de naciones".

Objetivos del CMA

El CMA, sobre el papel, tendrá un mando civil, adiestrará personal latinoamericano en la detección de alijos, y la máxima autoridad recaerá sobre el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores. Una de las ventajas observadas por México es que el CMA podrá identificar vuelos irregulares procedentes del sur antes de su ingreso en territorio nacional, rumbo a EEUU casi todos, por lo que tendrá tiempo para interceptarlos. "México vendría a ser una especie de escudo áreo. Esta enorme barrera protectora desde Panamá a México", apunta el analista Agustín Gutierrez, "coincide con la estrategia norteamericana de mantener la lucha contra el narcotráfico fuera de sus fronteras y no dentro".De todas formas el centro deberá aplicar tecnología punta porque, hasta ahora, los equipos instalados en la base Howard son insuficientes. Un informe del Comando Sur reconocía que los progresos de la lucha contra el tráfico de estupefacientes era relativa desde esas instalaciones porque el 70% de la droga comercializada en EEUU entra por mar en contenedores herméticamente cerrados, confundida con la mercancia legal, a través de compañías navieras con toda la documentación en regla. "Miles de contenedores pasan por nuestras barbas cuando atraviesan el canal con sus respectivos sellos inviolables", agrega el general Darío Paredes, que comunicó sus preocupaciones a los jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de Río, que agrupa a 14 países latinoamericanos y que celebró a principios de mes su duodécima cumbre en Ciudad de Panamà.

En cinco años los narcotraficantes lograron penetrar las líneas navieras con significativo éxito, de tal suerte que el concepto de barcos y aviones sospechosos que era el campo especializado del CMA ya no existe.

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