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Un metro único en Europa

Dentro de unos días, con la entrada en servicio de los tramos Colón-Avenida del Cid, y Colón-Jesús, Valencia dispondrá de una de las redes de metro más modernas de Europa. Una red en la que, gracias al uso de las tecnologías más avanzadas, se abordan las necesidades específicas de movilidad de la ciudad y de su entorno metropolitano dando lugar a soluciones altamente innovadoras. Una red en la que, por lo tanto, advertiremos profundas diferencias respecto a otros metros. Diferencias que arrancan de la misma base conceptual en la que se apoya el diseño del sistema. La mayor parte de los metros europeos comenzaron a construirse en épocas en las que los viajeros eran cautivos del transporte público y que el uso del vehículo privado estaba restringido a capas muy concretas de la alta burguesía. Desde nuestro punto de vista, a finales del siglo XX, la opción transporte público ya no es, fundamentalmente, una opción de rentas. Nuestro metro debe ofrecer a todos los ciudadanos una oferta competitiva en rapidez y comodidad. Una oferta de calidad que atraiga a los usuarios del vehículo privado y que no sea, en ningún modo, una alternativa de segunda clase para los que no dispongan de él. Esta apuesta por la calidad tiene como primer elemento de referencia la arquitectura interior. Las nuevas estaciones que van a ponerse en servicio (Colón, Xàtiva, Angel Gimerá y Avenida del Cid) tienen un cuidado diseño arquitectónico de forma y manera que en nada desmerecen a los edificios convencionales más vanguardistas que se han construido en nuestra ciudad sobre el rasante de la calle. Se ha recurrido a los materiales que ofrecían la mejor relación estética-durabilidad, optándose en todo caso por la conformación de volúmenes interiores de gran entidad frente al intrincado laberinto de túneles que caracterizan las estaciones tradicionales que podemos ver en otras ciudades. La iluminación, la ventilación e incluso la acústica han sido aspectos igualmente cuidados, dando lugar a unos espacios interiores que sin duda harán agradable la estancia de los usuarios del metro. El ánimo de no ser un elemento marginal de la ciudad se pone de manifiesto especialmente en el diseño de las bocas, en las que conscientemente se ha pretendido buscar una presencia urbana potente recurriendo a un vanguardista diseño de acero inoxidable que ha sido ejecutado por una empresa valenciana y que en nada desmerece a los que a principio de siglo se adoptaron en París o en Londres. Sin duda no podríamos hablar de un transporte de calidad si no hubiéramos dado una respuesta concreta a los problemas de las personas con movilidad reducida. Nuestro metro va a ser un metro sin barreras en el que a través de 28 ascensores se asegura el acceso a los andenes a todos. En la misma línea, todos los movimientos internos se pueden efectuar mediante escaleras mecánicas que también se han colocado en los principales accesos desde la calle (Colón, Ribera, Parque del Oeste...). La ordenación de los servicios obedece igualmente a pautas innovadoras que surgen de la necesidad de hacer compatibles los servicios urbanos e interurbanos y de minorar las necesidades de transbordo. Ciertamente el transbordo es la base de la ordenación de las redes de metro de las grandes ciudades. Pero en el caso de una ciudad como la nuestra, pese a su peso demográfico geográficamente poco extensa, plantea problemas indudables. Como quiera que los desplazamientos suelen ser de pocos minutos (no superan en media los 20 minutos) la necesidad de transbordo implica una pérdida adicional de tiempo que es escasa en términos absolutos, pero que en términos relativos pueden llegar a ser del orden de la tercera parte del tiempo total de viaje, porcentaje que es obviamente disuasorio. En nuestra red la necesidad de transbordo se ha minorado utilizando el principio de "encaminamiento directo" que, por razones análogas a las que hemos señalado, también es utilizado en una de las redes más avanzadas del Continente como es la de Múnich. De esta forma, y a través de la puesta en servicio del tramo Colón-Jesús que en principio era un mero ramal técnico, desde estaciones como Colón o Facultades podrá accederse sin necesidad de transbordo a la Avenida del Cid o Torrent. Igualmente, los usuarios procedentes de Torrent podrán tomar trenes con destino Rafelbunyol o Turia, sin necesidad de transbordar en una estación de correspondencia. Los servicios de nuestro metro van a tener otra diferencia esencial: la red va a ser operada como un auténtico "metropolitano", en el sentido literal de la palabra y no como un sistema puramente urbano. Los trenes procedentes de las poblaciones de un amplio entorno llegarán al mismo centro de la ciudad sin que los viajeros procedentes de tales municipios deban transbordar en grandes intercambiadores periféricos. Esta dualidad en la utilización de los túneles del centro de la ciudad, prácticamente única en Europa, entendemos que se ajusta perfectamente a un modelo territorial fraguado durante siglos en el que la vida de la ciudad y particularmente de su centro se abre a su entorno metropolitano. El alto grado de adaptación a las necesidades de movilidad de la ciudad y de su entorno que implica la organización de los servicios que hemos comentado sólo ha sido posible gracias al empleo de tecnologías de control de tráfico ferroviario punteras, que permiten una operación tan compleja como la descrita en plenas condiciones de seguridad a través de un triple filtro que impide cualquier alcance o colisión entre trenes. De hecho la preocupación por la protección frente a eventualidades de cualquier tipo (sistemas anti-incendios, televigilancia por cámaras, escaleras de socorro...) hacen que la seguridad se convierta en el segundo elemento definidor de nuestro metro junto al de calidad de transporte. El esfuerzo de todos los que durante casi una década han participado en su planificación, construcción y operación permite a Valencia disponer de un metro moderno y de una alta calidad, perfectamente adaptado a las necesidades de todos sus ciudadanos. Un metro que cambiará nuestras costumbres de desplazamiento y que permitirá que pasemos a tener unos ratios de utilización del transporte público homologables con los de otras ciudades europeas.

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