Se les caían las orejas
Menuda novillada vino de La Quinta, que es más abajo de Despeñaperros. Se les caían las orejas. Salían ya con la oreja en la pezuña y mugían "Tome". A los toreros se lo mugían. Y unos las tomaron, otros no. Los que no, debían estar inapetentes.Otra igual será difícil que les salga. No quiere uno pensar si esa novillada se la echan en Madrid o en Sevilla, y van, y se declaran también inapetentes. ¡Oh, no!, se dirá. En Madrid y en Sevilla no, pues ahí merece la pena hacer el esfuerzo.
Mal asunto si la cuestión se plantea desde el esfuerzo. Cuando un torero se encuentra con un toro de semejante docilidad, le hace el toreo aunque sea en el pasillo de su casa.
No se crea, de todos modos, que Arganda del Rey es plaza menor. La harán de talanqueras, pero lo que vale es el público, su actitud durante la lidia. Y resulta que es el clásico público de toros, el de toda la vida antes de que tomaran al asalto los cosos esas masas triunfalistas a las que sólo les interesa ver orejas.
Quinta / Macareno, Coelho, Alba
Novillos de La Quinta aceptablemente presentados, flojos, pastueños, 6º de inagotable docilidad. Macareno: pinchazo, bajonazo descarado y vertiginosa e insistente rueda de peones (pitos); metisaca trasero bajo, cuatro pinchazos -aviso- y dobla el novillo (silencio). Mario Coelho: estocada traserísima (pitos); estocada corta baja y rueda insistente de peones (oreja con algunas protestas). Guillermo Alba: bajonazo (escasa petición y vuelta); estocada caída (dos orejas).Plaza de Arganda del Rey, 9 de septiembre. 3ª corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Nada exigente la afición argandeña e incluso amable con los lidiadores, eso no quiere decir que acepte cualquier cosa. Lo bien hecho, lo aplaude, lo malo lo pita, y los excesos pegapasistas cuentan con su más absoluta indiferencia. Al revés que en muchas plazas de primera donde todo les parece colosal.
El toreo bueno quisiera haber saboreado esa afición, ya que salían santos los novillos de La Quinta; pero que si quieres arroz. Las seis faenas se ajustaban al cliché de la moderna tauromaquia: que si el tanteo, que si los derechazos a manta, que unos naturales para cumplir, que vuelta a los derechazos, que me adorno, que me arrodillo, que mato como Dios me dé a entender.
La excepción fue Guillermo Alba que imprimió sentimiento a su toreo y procuraba ceñir los pases dichos, embarcarlos con finura, rematar detrás de la cadera y, en algunos momentos, hasta ligar.
Al sexto novillo, cuya docilidad no conoció límites, Guillermo Alba le hizo cuanto quiso. Tras recrearse en los pases fundamentales le empalmó circulares y pues la bondad absoluta del novillo no allegaba ninguna emoción, los dio en plan alarde con la muletilla plegada.
Macareno, que es torero de dinastía -su padre, de igual apodo, cuajó tardes memorables cuando estaba en activo-, muleteó a destajo, más voluntarioso que inspirado, y en diversas ocasiones le faltó templar los pases.
Torero asimismo de dinastía, Mario Coelho instrumentaba largas las suertes, corría mucho y bien la mano, sólo que citaba fuera de cacho y embarcaba por la periferia.
Banderilleó y fue frustrante que no resolviera con brillantez esta suerte, que su padre, de igual nombre, ejecutaba a la perfección.
Mario Coelho, padre, también protagonizó tardes memorables como subalterno. Muchas veces saludó montera en mano por sus pares de banderillas pero aún era mejor para la brega. Su primera actuación en Las Ventas, parando a los toros de salida, corriéndolos a una mano, poniéndolos en suerte, causó sensación y hubo lances que levantaron al público de sus asientos. Aquella tarde quiso el destino que gloria y tragedia confluyeran dramáticamente en el ruedo de Las Ventas: un toro mató a El Coli, precisamente en la acción de pararlo y correrlo a una mano.
La grandeza de la fiesta se revivía cada tarde; la torería brotaba con similar intensidad en los toreros de oro y en los de plata. Eran otros tiempos. Los toros podrìan ser nobles pero nunca sacaban esa docilidad perruna... Llegan a salir como los de La Quinta y los toreros se los comen con patatas.
Triunfos en Albacete
Ponce y Caballero salieron a hombros en la segunda corrida de la feria de Albacete, celebrada ayer, informa Efe. Se lidiaron toros de Daniel Ruiz, cuarto premiado con vuelta al ruedo. Ponce, palmas y dos orejas. Caballero, dos orejas y ovación. José Antonio Iniesta, ovación y oreja.
Babelia
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