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"Érase el sueño de un rey..."

El grupo Comediants rememora a Felipe II en el monasterio de El Escorial, ante 20.000 espectadores

F. Javier Barroso

"Ahora ya sólo es cuestión de suerte. Se trata de jugar una carta y ya nada se puede remediar". Con estas palabras se sinceraba anoche la gerente de Comediants, Paca Sola, cuando apenas faltaban cinco minutos para que se iniciase El sueño de un rey. Este montaje, cuya representación única se vio ayer en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, reunió a más de 20.000 personas.Tres cohetes dieron el pistoletazo de salida a un espectáculo de luz, sonido y, sobre todo, fuegos artificiales. Durante media hora, 150 actores y 50 técnicos hicieron la representación en el escenario más grande que ha utilizado nunca Comediants. Se sirvieron para ello de la fachada principal del monasterio, con sus 208 metros. "Al ser tan largo el ritmo y el entrenamiento de los actores ha sido el doble que cualquier montaje normal de la compañía", dijo Sola.

La historia contó el motivo por el que el rey Felipe II construyó el monasterio escorialense. Las tropas de actores recrearon, caballos metálicos en ristre, la batalla de San Quintín entre el ejército español y el francés de Enrique II. Corría el día de gracia del 10 de agosto de 1557, festividad de San Lorenzo. "Felipe II encontró acomodo definitivo a los restos de su padre y a la dinastía de los Austrias. El edificio es el resumen de sus ideas en política, religión y cultura", narraba una voz en off a todos los asistentes.

El vetusto y mágico monasterio también sirvió como freno al proyecto inicial de Comediants. Las largas distancias (208 metros), redujeron la acción, que en un principio circulaba de punta a punta del escenario. "Las piedras impiden que las torres en las que van los actores corran bien. En nuestro local las podían arrastrar seis personas y aquí necesitamos 20", reveló Sola. Igual pasó con las telas que decoraban la decena de torres. El viento que corría en la lonja las tiraba.

Todo el montaje costó más de 30 millones de pesetas. El público que asistió fue el privilegiado que vio en directo la única representación de la real historia. "Se nos ha hecho muy corto, sobre todo porque hemos estado esperando dos horas para tener un buen sitio. Si hubiera durado otra media hora no me habría importado", coincidían en señalar algunos espectadores al salir de la lonja. La afluencia de público fue tan numerosa que muchos conductores tardaron hasta dos horas en llegar a San Lorenzo. Igual ocurrió para salir.

El epílogo de la obra explicó a todos los asistentes la causa de tan egregio montaje: "Con motivo del cuarto centenario de Felipe II se hace entrega al pueblo de España del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, símbolo y emblema de Felipe II y patrimonio de toda la humanidad". Un castillo de fuegos artificiales y una iluminada fachada del monasterio concluyeron la media hora de imaginación.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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