Condenado a cadena perpetua el primer ministro responsable del genocidio ruandés
El ex primer ministro ruandés, Jean Kambanda, fue condenado el miércoles, en la localidad tanzana de Arusha, a cadena perpetua por el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) por su implicación en las matanzas de 1994 en ese país, según informó ayer el tribunal. El condenado es el acusado de más alto rango político entre los procesados por esa corte internacional, que juzga a algunos de los presuntos responsables del genocidio que hace cuatro años costó la vida en Ruanda a cerca de un millón de personas, tutsis y hutus moderados en su mayoría.
Kambanda, de 42 años de edad, se mostró impasible cuando el magistrado senegalés Laity Kama le comunicó la pena, que es la máxima que puede dictar ese tribunal de justicia establecido por la ONU en noviembre de 1994 en Arusha (norte de Tanzania). El TPIR no indicó en qué país cumplirá el ex primer ministro la pena.Kama basó la sentencia en el hecho de que el condenado "abusó de su autoridad" durante las matanzas y no había expresado después "arrepentimiento por su actitud".
El tribunal desestimaba así la petición de los abogados de Kambanda, que, tras reconocer la culpabilidad de su defendido, habían solicitado una pena de dos años de prisión para "facilitar el proceso de reconciliación nacional" en Ruanda.
Durante la audiencia de ayer, los jueces del TPIR revelaron en parte un acuerdo concluido entre la fiscalía y el ex primer ministro, quien se declaró culpable el 1 de mayo de genocidio y crímenes contra la humanidad. Según la fiscalía, Kambanda aceptó atestiguar contra sus antiguos presuntos cómplices, militares y responsables políticos de alto rango.
Sus confesiones, en las que reconocía oficialmente el genocidio ruandés, constituyeron un elemento de peso en la persecución de otros presuntos culpables a la espera de proceso.
Baño de sangre
Kambanda fue jefe del Gobierno provisional que se estableció en Ruanda tras el asesinato, el 7 de abril de 1994, de su predecesora, Agathe Uwilingiyimana, una de las primeras víctimas del baño de sangre desencadenado tras el atentado, un día antes, contra el avión del presidente hutu, Juvenal Habyarimana.En otra sentencia histórica, el miércoles, el TPIR declaró culpable de "genocidio" al ex alcalde ruandés Jean-Paul Akayesu, en la primera sentencia de este tipo en la historia de la humanidad. Akayesu, de 43 años, fue encontrado culpable de nueve de los 15 cargos por los que se le juzgaba, incluidos los de genocidio, crímenes contra la humanidad, violación y tortura, y por todos ellos podría llegar a ser condenado a una pena máxima de cadena perpetua.
El sentenciado era alcalde de la localidad de Taba, en el centro de Ruanda, cuando se produjeron las matanzas de 1994.
Para los jueces del TPIR queda claro que "las masacres ocurridas en 1994 en Ruanda tenían un solo objetivo: exterminar a la población tutsi". Y puntualizan que en Ruanda se ha cometido "un genocidio paralelamente al conflicto" existente entre las Fuerzas Armadas Ruandesas (FAR), el Ejército gubernamental hutu y el Frente Patriótico Ruandés (FPR).
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, manifestó el miércoles su esperanza de que la sentencia dictada contra Akayesu contribuya a la reconciliación del país africano. En un comunicado divulgado en Nueva York, Annan subrayó que "el veredicto marca un hito en la historia de la ley criminal internacional" y "da vida, por primera vez, a los ideales de la Convención del Genocidio, adoptada hace 50 años".
"Esta sentencia es una prueba de nuestra determinación colectiva para afrontar como nunca antes crímenes odiosos de genocidio", declaró Annan el miércoles desde Durban (Suráfrica), donde participaba en la cumbre de Países No Alineados. Según dijo, éste es "un ejemplo de la capacidad de la ONU" para establecer un orden legal internacional efectivo y hacer que impere la ley. Añadió que "no puede haber cicatrización sin paz; no puede haber paz sin justicia, ni justicia sin el respeto de los derechos humanos y el imperio de la ley".
Según informaciones procedentes de Kigali, el veredicto fue acogido con cierto escepticismo en círculos gubernamentales protutsis ruandeses, que desconfían de los procedimientos del tribunal internacional de las Naciones Unidas.
Aparte de los presuntos responsables cuyo caso depende de esa corte, más de 100.000 personas pemanecen encarceladas en Ruanda acusadas de haber participado en las matanzas. Las autoridades ruandesas ejecutaron el pasado marzo a los primeros 22 condenados a muerte por las masacres. La justicia de Kigali ha dictado la misma pena para un centenar de personas más que se encuentran a la espera de que se cumpla la sentencia.
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