Modas y modos

Con los grandes títulos del ballet también hay ciclos de moda que suelen afectar al modo en que son representados. De hace un tiempo a esta parte en España hemos visto varias versiones de Romeo y Julieta, y ésta de Kiev es una digna recreación que se apoya fundamentalmente en su lectura coreográfica sobre la parte épica y melódica de la partitura de Prokofiev. Frecuentemente se tiende a especular sobre este ballet basado en Shakespeare a partir de la música y no de lo que es realmente principal que es la lectura coréutica. Hasta se oye decir que Prokofiev superó a Chaikovski, cuanto que tales aseveraciones no vienen a cuento. Schekera arma una pantomima muy bailada, dura a veces en los acentos terrenos y con el hallazgo de no usar espadas sino sólo gestos de combate.El vestuario es moderno y lineal en su concepción plástica y la bailarina Natalia Lazevnikova hace una Julieta creíble y tierna, con bella línea, giro seguro y rápidos pies clásicos.

Perspectiva

En esta producción se aúnan la técnica de la pintura sobre telones donde Nirod tiene su mayor acierto en el ciclorama de fondo con la falsa perspectiva de la Verona prerrenacentista inspirado en la clásica pintura del norte italiano de esa época, reuniéndose en un ágil sistema de escenas donde suben y bajan otros telones para crear los ambientes que pide el guión original de la pieza.La orquesta, dirigida por Vladimir Kozjujar, se puso sapientemente y con sensibilidad al servicio de la danza, puntualizando aquí y allá lo necesario para la consecución del drama clásico. El enlace entre el primero y el segundo acto es también un elogioso acierto de dramaturgia.