Los graves fallos de organización crispan a los asistentes a la Mostra
Spike Lee y Meryl Streep, primeras "bajas" en el festival veneciano
La Mostra de Venecia, el festival de cine más antiguo de Europa, se asocia normalmente al encanto de una ciudad única y a los nombres de los grandes intérpretes que acuden cada año a la cita del Lido. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. La Mostra acusa su edad, patente en fallos de infraestructura que hacen difícil el desarrollo del festival. Un transporte deficiente, escasez de alojamientos y una programación abigarrada hacen del festival un pequeño calvario para periodistas y cinéfilos.
En cuanto al glamour que proporcionan las estrellas, también ha sufrido alguna merma en esta edición con las bajas seguras del director Spike Lee y el equipo de actores de su película He got game, entre los que figuran la modelo rusa Mila Jovovich y el actor Denzel Washington. Por otra parte, han cancelado a última hora su presencia en la Mostra la norteamericana Meryl Streep y el ex cantante de Police, Sting, por problemas familiares.Son más de 60 años los que cumple este festival de cine de Venecia, aunque, por problemas diversos (la guerra entre otros), la que ahora se celebra sea la 55ª edición. Cuando todo empezó en el Lido de Venecia, seguramente no había centenares de periodistas acreditados, ni decenas de huéspedes de la Mostra. El volumen de seguidores del certamen hace ahora casi impracticable el Lido; una extensión considerable por la que resulta difícil transitar. El transporte público es claramente insuficiente, lo que ha llevado a buena parte de los críticos y periodistas acreditados a alquilar bicicletas (negocio floreciente) para moverse por el festival. Por otra parte, las innovaciones en relación con la edición del año pasado no han sido del todo bienvenidas. En concreto, la exigencia del pago de 50.000 liras (algo más de 4.000 pesetas) por la acreditación de prensa no ha tenido una acogida entusiasta entre los periodistas.
"Incivilizados"
Pero no se trata únicamente de este pequeño "impuesto". La falta de hoteles en el Lido es evidente, lo mismo que la escasez de restaurantes, por no hablar de las complicaciones de programación, que hacen muy difícil seguir el curso de la Mostra. La irritación de la crítica ha decidido a los directivos de la Biennale de Venezia (que dirigen el festival de cine) a excusarse declarando que el Lido no les pertenece ya que son meros inquilinos de la zona. La culpa será entonces del Ayuntamiento de Venecia, que no vela por los intereses culturales y el prestigio internacional de la ciudad. La máxima autoridad municipal, Massimo Cacciari, se queja, sin embargo, de sus conciudadanos y acaba de efectuar un sorprendente alegato contra los venecianos llamándoles "incivilizados".Lo que más les duele a los organizadores, pese a todo, es la deserción de los famosos previamente comprometidos. La ausencia de Sofía Loren, que el jueves recibió el León de Oro al conjunto de su carrera, estaba, sin embargo, completamente justificada. El ataque al corazón sufrido en agosto pasado en Nueva York y la imposibilidad de viajar en avión hacían imposible su presencia en Venecia. La prensa italiana especulaba ayer con la salud de la máxima diva del cine italiano. Según el diario La Stampa, la bella Loren, de 64 años de edad, habría sufrido una especie de apoplejía, en realidad, con la consiguiente parálisis temporal de la boca, lo que le impide hablar en estos momentos.
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