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El ministro del Interior francés, en coma tras una intervención quirúrgica

El ministro del Interior francés, Jean-Pierre Chevènement, de 59 años de edad, permanece en coma desde hace más de 24 horas en el hospital militar parisino de Val-de-Grace víctima de una reacción alérgica a uno de los productos anestésicos que se le suministraron el pasado martes cuando los médicos se disponían a operarle de unos cálculos en la vesícula. Chevènement, principal dirigente del Movimiento de Ciudadanos, encarna dentro del Gobierno de mayoría plural de Lionel Jospin la corriente más nacionalista y jacobina de la izquierda francesa, tal y como lo prueban tanto su oposición a los tratados de Maastricht y Amsterdam como sus recientes declaraciones, contrarias a una hipotética co-oficialidad en Francia de las llamadas lenguas regionales.Según manifestaron ayer los médicos que le atienden, la situación de Chevènement es "grave". El primer ministro francés, Lionel Jospin, confirmó la gravedad del ministro y propuso al presidente de la República, Jacques Chirac, nombrar como sustituto provisional de Chevènement al secretario de Estado de Ultramar, Jean-Jack Queyrane.

En enero de 1991, Chevènement, que ya había sido ministro de Investigación, de Industria y de Educación durante la presidencia del socialista François Mitterand, abandonó la cartera de Defensa para mostrar su desacuerdo con Mitterrand respecto a la intervención militar en el Golfo. "Un ministro, o cierra el pico o dimite", dijo entonces. Poco después abandonó también el Partido Socialista y fundó el pequeño movimiento que hoy dirige.

En contra de lo dicho en un primer comunicado oficial, que aseguraba que la operación se había desarrollado sin problemas, el traumatismo anafiláctico vivido por el ministro supuso una parada cardiaca de una hora de duración, parada solventada gracias al masaje cardiaco y a descargas eléctricas. Además de representar en el Gobierno una sensibilidad concreta de la izquierda francesa, Jean-Pierre Chevènement ha asumido la responsabilidad de temas conflictivos, como el de la inmigración y la regularización de los clandestinos. Su actitud tolerante, acompañada de intransigencia verbal, ha permitido resolver ya la situación de más de 70.000 personas sin que la derecha se atreva a acusarle de laxismo.

Casado y padre de dos hijos, el titular de Interior se formó en la elitista Escuela Nacional de Administración.

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