Mayor descarta una tregua de ETA y achaca el afán de diálogo de HB a la debilidad de la banda

Las conversaciones que el PNV mantiene con HB en busca de una tregua de ETA antes de las elecciones vascas del 25 de octubre han reabierto una brecha en las relaciones entre el Gobierno de José María Aznar y el partido que lidera Xabier Arzalluz, socio del PP en el Congreso. El ministro del Interior, Jaime Mayor, fue ayer tajante al descalificar estos contactos. "No hay voluntad de negociar, sólo una incapacidad temporal para matar". Se refería así a la supuesta intención de ETA -barajada en medios nacionalistas- de anunciar un cese de la violencia. El ministro no ve "ningún cambio sustancial en ETA". Y ofreció un contundente diagnóstico: "La organización terrorista se encuentra en fase de reorganización, de reestructuración ante el cúmulo de desarticulaciones que ha padecido. Por tanto, cuanto menos ETA haya, habrá más frente nacionalista".

Mayor deduce que el acercamiento de Herri Batasuna al PNV y a Eusko Alkartasuna se debe más a la acción policial -"se sienten muy perseguidos" e intentan ganar tiempo- que "a la auténtica voluntad política de las gentes de HB". El ministro se preguntó: "¿Cómo es posible que caigamos en los mismos errores y en las mismas torpezas de análisis y de diagnóstico de lo que sucede en una organización de estas características?". Luego, hizo memoria: "Todo lo que estamos viviendo ahora lo hemos vivido en muchas ocasiones anteriores".Frente a este criterio, Carlos Garaikoetxea, presidente de Eusko Alkartasuna -partido que participa junto al PNV en las conversaciones con HB-, asegura que sí existen "datos objetivos" que avalan no sólo la "posibilidad" de una tregua indefinida de ETA, sino incluso la "probabilidad" de que esto suceda en los próximos meses, aunque eludió ser más preciso por la necesaria "discreción" que rodea las conversaciones, informa Íñigo Urrutia.

Garaikoetxea arremetió ayer contra el PP y los socialistas por sus críticas a estas conversaciones. "Los Jáuregui , Iturgaiz y compañía lanzan el mensaje de que preferimos hacer aproximaciones a los terroristas antes que a los demócratas, y omiten que nuestro planteamiento está condicionado a un desmarque inequívoco de la violencia". Esta omisión responde, en su opinión, a una táctica deliberada de los socialistas y populares que propugnan una "cruzada antinacionalista".

Ironía

Mayor Oreja recurrió a la ironía para repartirle estopa al lehendakari, José Antonio Ardanza, que la víspera había justificado el diálogo con el entorno de ETA por el rechazo del PP a su plan de paz. El ministro se refirió a los elogios de Ardanza al "talante diferente" de los nuevos dirigentes de Herri Batasuna con respecto a los anteriores. "Si fuese así", dijo Mayor, "Ardanza tendría que aplaudir la decisión del Tribunal Supremo de encarcelar a la anterior Mesa Nacional de Herri Batasuna...". Sin soltar bocado, recordó que cuando el Supremo encarceló a los jefes de HB, el lehendakari dijo que la decisión era "un desastre político" porque la nueva dirección sería "mucho más dura que la anterior". "De manera que", redondeó Mayor su juego de ironías, "si fuese verdad lo que dice Ardanza, sería un éxito del Estado de Derecho español la detención de la Mesa Nacional".Quiso dejar claro cuál va a ser la estrategia del Gobierno con respecto a la lucha antiterrorista: "Vamos a tratar de seguir siendo tenaces, de no dar vaivenes ni bandazos, a seguir confiando en el Estado de Derecho y a ser más exigentes en el entorno que rodea a HB y a ETA; no vamos a caer en las trampas que nos tiende".

Todo esto lo dijo Mayor tras la presentación en Madrid de 1.635 nuevos vehículos para la Policía -547 patrulleros y 1.088 camu-flados-, adquiridos bajo el sistema de alquiler a largo plazo. El ministro, acompañado del secretario de Estado de Seguridad, Ricardo Martí Fluxà, y el director de la Policía, Juan Cotino, supervisó la nueva flota. Seguramente por algún despiste de seguridad, los vehículos fueron presentadoscon las matrículas puestas, incluidos los que deben servir a la policía para camuflarse entre los maleantes.