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El escenario Guggenheim

El museo ha albergado desde su apertura decenas de actos sociales ajenos al mundo del arte

El Museo Guggenheim Bilbao es un impactante envase para mostrar obras de arte, pero su arquitectura metálica tiene la fuerza de un imán para atraer acontecimientos que poco tienen que ver con pinturas y esculturas. Por dentro o por fuera, da igual, el Guggenheim se ha convertido en un gran escenario de los más diversos actos sociales y de fotografías para el álbum privado. Sólo en los seis primeros meses de 1998 el Museo Guggenheim ha sido utilizado para 65 convocatorias de bien distinto calado. Nada tuvo que ver con la actividad artística, por ejemplo, la junta de accionistas del Banco Bilbao Vizcaya (BBV) -uno de los patronos de la Fundación Guggenheim Bilbao; por tanto, con derecho a utilizar las instalaciones para sus compromisos corporativos- que se celebró en el auditorio. O la asamblea general de socios de Bilbao Metrópoli-30, la asociación de instituciones públicas y empresas privadas que trabaja en los planes de revitalización de la comarca de Bilbao. En la lista de lo que de puertas a dentro del museo se llaman "eventos especiales" figuran también la presentación de una colección de relojes Swatch y un nuevo modelo de la marca de automóviles Audi. Al abrigo del atrio del Guggenheim los farmaceúticos vizcaínos celebraron con una copa el centenario de la fundación de su colegio profesional y se ofreció un cóctel de bienvenida, con todo el rango protocolario, al presidente de Chile, Eduardo Frei, en su visita oficial al País Vasco. El Guggenheim fue elegido por la empresa Sanitas para presentarse ante sus potenciales clientes vascos y por los responsables de promocionar el turismo de la ciudad de Sevilla. En el otro extremo, una conferencia de la guatemalteca Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz 1994, y del secretario general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, para hablar de La cultura de paz en el mundo representaron la cara comprometida. Desde la gala inaugural, el pasado mes de octubre, el atrio del museo no había brillado tanto como el 22 de junio, en el desfile de las colecciones de moda de Carolina Herrera y Paco Rabanne. Modelos de lujo sobre la pasarela e invitados de postín en la audiencia. Estas han sido parte de las solicitudes de utilización del museo que han recibido una respuesta positiva. Otras muchas consultas para usar el escenario Guggenheim sólo quedan en una llamada teléfonica. Ha habido incluso quien pretendía celebrar su boda en el museo. No fue posible ni ofrecer un presupuesto del coste del alquiler por unas horas. El departamento responsable de la organización de actos especiales informó a los interesados de que no es posible. "No esta disponible para particulares", fue la respuesta. Sí fue posible, en cambio, ofrecer un cena a los pasajeros del crucero de lujo Silver Cloud, que recaló en Bilbao. Las solicitudes de permisos por parte de estudiantes y profesionales que individualmente desean realizar trabajos fotográficos en el museo también son rechazadas, aunque en sus salas han posado modelos para los catálogos de moda de firmas como Zara y Cerruti, en sesiones que se desarrollan con plena intensidad el lunes, día del descanso semanal del Guggenheim. La música del grupo norteamericano Smashing Pumpkins, que tocó en mayo dentro de una minigira de presentación de su último disco, puso al Guggenheim en la cresta de la ola de la modernidad musical. Otros se han acercado a rodar sus vídeoclips a Bilbao buscando el efecto contrario. El Guggenheim aporta a las imágenes una pátina vanguardista. Así, pasearon por el museo los componentes del grupo Simple Mind y, más recientemente, la cantante pop Mariah Carey. Mientras, Puppy, la figura cubierta de flores con forma de perro, disfruta de su éxito a las puertas del museo. Su autor, Jeff Koons, pidió que no estuviera protegida por vallas. Quería, dijo con un toque de ingenuidad, que los visitantes "amasen a Puppy". Lo ha conseguido. Al cabo del día, Puppy es el fondo elegido para decenas de fotos de recuerdo de la visita al Guggenheim de Bilbao. Sin trámites y gratis.

Circuito rosa

La inauguración del Museo Guggenheim despertó el interés de medios de información general y revistas especializadas de todo el mundo. La arquitectura y la colección de obras de arte del siglo XX se repartieron en los primeros meses de funcionamiento del museo el poder de atracción mediática. La exposición China:5.000 años tomó el relevó en junio. Pero el Guggenheim ha conseguido salir de los cauces de la información cultural y colarse en el circuito de la prensa rosa. El gabinete de comunicación del museo reconoce que las revistas del corazón y los programas televisivos de ese género "han incluido al Guggenheim entre sus proveedores de información". Es la rentabilidad conseguida gracias a los visitantes que no han pasado por taquilla, como los actores Julie Andrews y Brad Pitt, la realeza más glamourosa representada por Alberto de Mónaco o famosos de andar por casa, entre ellos la pareja formada por Ana Belén y Víctor Manuel.

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