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El partido del primer ministro le prohíbe que forme Gobierno con liberales partidarios de la reforma

El movimiento Nuestra Casa es Rusia (NCR) presentó ayer a su líder, el primer ministro Víktor Chernomirdin, una lista de los políticos que no desea ver en el nuevo Gobierno. El NCR veta prácticamente a todos los liberales que formaban parte del Gabinete anterior y a otros personajes a los que Chernomirdin podría ofrecer alguna cartera. Esto, unido a las presiones de la oposición de izquierda para obtener una amplia representación en el futuro Gobierno, pone en delicadísima situación al primer ministro, puesto que si cede, ya no podrá cumplir con el plan de austeridad que exige el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los países occidentales.Gueorgui Boos, vicejefe del grupo parlamentario del NCR, explicó que entre los políticos vetados se encuentran "aquellos que son nocivos para el país y aquellos responsables de la crisis". Por lo menos cuatro ministros liberales del antiguo Gabinete están en la lista negra del NCR: los vicejefes del Gobierno saliente Borís Nemtsov y Borís Fiódorov, y los titulares de Economía, Yákov Urinsón, y de Finanzas, Mijaíl Zadórnov. También han sido vetados Anatoli Chubáis, negociador jefe de la deuda externa, Serguéi Dubinin, actual presidente del Banco Central, el influyente y multimillonario empresario Borís Berezovski, secretario ejecutivo de la Comunidad de Estados Independientes y otros.

La aceptación de estas exigencias prácticamente significará la renuncia a cumplir con los compromisos adquiridos por Rusia frente a la comunidad internacional en julio, cuando el FMI aprobó un supercrédito al Kremlin para ayudarle a salir de la crisis. En aquella ocasión Rusia se comprometió a aplicar una severa política fiscal, recortar el déficit presupuestario y reformar los monopolios, incluido el gigantesco Gazprom.

Los comunistas también están planteando exigencias desorbitadas. Víktor Iliujin, presidente del comité de Seguridad de la Duma, dijo ayer que el bloque parlamentario de izquierda debería obtener 10 puestos en el nuevo Gobierno, incluido uno de viceprimer ministro encargado de finanzas, economía o industria. La presencia de miembros de la oposición unida a la ausencia de los ultraliberales en el Gobierno significará un cambio radical de la política económica de Rusia. Y el peligro de que esto suceda es real, a juzgar por las recientes declaraciones hechas por el mismo Chernomirdin. Las nuevas prioridades "Las prioridades [del nuevo gobierno] serán: primero, la defensa de los intereses sociales de la población, el pago de las pensiones y los sueldos. Y, segundo, una política industrial estatal, ya que las medidas estrictamente monetarias no sacarán a Rusia de la crisis", declara Chernomirdin en una entrevista publicada ayer por el diario Komsomólskaya Pravda. Además, el primer ministro aparentemente está dispuesto a retirar de la Duma la leyes fiscales, conocido como paquete anticrisis, que presentó el Gobierno de Kiriyenko para poder cumplir con el FMI.

La facilidad con que Chernomirdin se está alejando de la anterior política y la seguridad con que ayer afirmó que "en Rusia existen todas las premisas para superar la crisis" hacen dudar que comprenda la gravedad de la situación. La brusca caída del rublo debería servirle de advertencia; no obstante, de momento prefiere ignorar los malos presagios.

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