La diva canta para Lorca
La ignorancia de un portero, que no lo dejó pasar en el teatro de París donde ella estaba actuando, hizo que Federico García Lorca nunca pudiese conocer personalmente a la diva del momento, Imperio Argentina. La noche del pasado martes, 69 años después, la actriz y cantante acudió a Granada para traerle unas flores, rendirle homenaje y cantar una de las canciones que él armonizó, La nana de Sevilla, ante más de 2.000 espectadores. Se le quebró la voz. El Parque Federico García Lorca, entre los pueblos de Víznar y Alfacar, estuvo de nuevo a rebosar por visitantes llegados de todas partes para conmemorar la muerte del poeta, asesinado aún no se sabe qué noche ni cómo, y enterrado aún no sabe dónde. Imperio Argentina sí mostró una certeza sobre el lugar: la de sentir, dijo, "una tremenda impotencia, y muchas ganas de llorar". A sus 88 años, la actriz y cantante, aún no se perdona que el portero del teatro no supiera que no estaba dejando pasar "a un monumento del mundo entero", cuándo éste, de paso por París en su viaje hacia Nueva York, intentó ver su actuación. "Y debo decir", reconoció ante el monolito y los olivos que son la referencia del lugar en donde Lorca podría estar enterrado, "que tampoco sé si podré actuar esta noche, porque ya en el ensayo he estado llorando". Imperio Argentina demostró poseer una vitalidad sin límites en su actuación. Con la voz quebrada interpretó "La nana de Sevilla", pieza musical de Lorca que grabó en 1931, con el acompañamiento al piano del propio poeta, Encarnación López Júlvez, La Argentinita, madrina, por cierto, de Imperio Argentina. La cantante casi tuvo que interrumpir su actuación por la emoción. Luego, animada por el público, y sin haberlo ensayado con su pianista, Eugenio Téllez, improvisó el sorprendente El día que nací yo, para al final, totalmente entregada, y con las palmas del público como apoyo musical, cantó Échale guindas al pavo La velada de homenaje a Lorca en el 62 aniversario de su muerte fue intensa. Desde las nueve de la noche, hora en que estaba previsto el comienzo de los actos, hasta pasadas las once, no cesaron de formarse largas filas de coches que acudían al parque mientras el joven pianista y compositor Juan Manuel Hidalgo, ofrecía un contundente concierto con obras de Falla, Albéniz y otros contemporáneos de Lorca. Charo Soriano, por su parte, desgranó la poesía de Lorca, deteniéndose, sobre todo, en sus poemas neoyorquinos. No todo terminó ahí. Como los mitos religiosos, Lorca ya tiene sus diferentes corrientes de seguidores: los que creen que está enterrado donde hoy se ubica el parque con su nombre, y los que lo creen sepultado en la fosa común del Barranco de Víznar, junto a cientos de granadinos anónimos más. Éstos últimos volvieron ayer a recordarlo pasadas las tres de la madrugada, encendiendo velas en la oscuridadde la hondonada, tocando canciones flamencas y recitando sus poemas hasta casi hasta el amanecer. A esa segunda celebración asistió más de un centenar de personas, con bailaores, guitarristas y cantaores, que se sucedían de manera improvisada ante una cruz formada por velas sobre la fosa común.
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