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El Ayuntamiento negocia privatizar la recogida de papel

Antonio Jiménez Barca

El Ayuntamiento negocia con las empresas papeleras que se dedican a la recuperación de papel y cartón usado para que también se ocupen de la recogida de estos materiales en las calles, ahora labor del municipio. El concejal de Medio Ambiente, Adriano García-Loygorri, y el de Limpieza, Luis Molina, ya se han reunido con algunos responsables de estas firmas con un objetivo claro: que sean estas mismas empresas las que se encarguen, no sólo ya de retirar el papel y el cartón, sino de mantener y conservar los contenedores especiales. De esta manera, los privados se harían de una forma directa con la materia prima que constituye su negocio, dispondrían de toda la ciudad como filón y el Ayuntamiento recibiría un canon por cada kilogramo recogido. "Las negociaciones que hemos mantenido, ahora interrumpidas por el verano, entre responsables de las empresas son para discutir, precisamente, el precio del kilo recogido, que puede estar entre las cuatro y las ocho pesetas", comentó ayer el edil de Limpieza. Durante el año pasado se recogieron, en los distintos contenedores del Ayuntamiento repartidos por la ciudad, 29.000 toneladas de papel y cartón. Retirarlos de las calles costó al municipio cerca de 200 millones de pesetas. Además, el Ayuntamiento regala todo este cargamento a las plantas procesadoras de Tir Madrid y Tegemesa, que son las que luego lo venden y sacan beneficio del producto.

El Ayuntamiento no tiene ninguna intención de ingresar dinero de las empresas recuperadoras de papel. "Pero les pediremos que adquieran, con los beneficios, nuevos contenedores", explicó Molina.

El concejal de Medio Ambiente comentó ayer que los contactos se reanudarán después del verano. Si todo llega a buen puerto, el municipio se limitará "a controlar que efectivamente se recoge el papel". El edil de Limpieza sostiene que esta solución no significa que el Ayuntamiento se desentiende de la recogida de papel: "Se trata de una manera de ahorrar y gestionar mejor". Actualmente, en las calles de la capital existen unos 1.500 contenedores de papel. Los vecinos se quejan repetidamente de que no son suficientes, y los responsables municipales les dan la razón: "Lleguemos o no a un acuerdo con las empresas recuperadoras de papel, hay que ir solucionando este problema de la ciudad; por eso vamos a instalar muy pronto otros 200 contenedores de papel más", dijo Molina.

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"Cartoneros" en acción

Sólo 13 de los 21 distritos de la capital disponen en sus calles de contenedores para depositar el papel y el cartón

Otra buena parte, imposible de calcular, lo recuperan los cartoneros. Y la cantidad que recogen estas personas, que cada noche peinan la ciudad en busca de material, depende, obviamente, del precio del mercado. Hace unos años, en 1994, lo que se pagaba por un kilogramo de papel blanco llegó a 25 pesetas (ahora no pasa de 14). Esta espectacular subida se debió a circunstancias muy especiales: los países de Asia necesitaban papel para envolver los millones de productos que sus economías, por entonces boyantes, creaban sin cesar. El incremento del precio disparó el número de camiones y furgonetas que recorrían las calles de Madrid en busca de kilogramos de papel y cartón.

Aquel año irrumpió en la ciudad un nuevo personaje, el cuatrero del contenedor, esto es, personas que se dedicaban a abrir y desvalijar contenedores municipales para vender el papel que almacenaban.

Esto impulsó al Ayuntamiento a no instalar más recipientes de este tipo en las calles hasta que se encontrara uno irrompible. Aquel año también se registró en los datos del Ayuntamiento un hecho curioso y hasta entonces novedoso: la basura del distrito Centro, que por lo general subía cada año, descendió en 18.600 toneladas, un 6,7% menos que el año anterior.

Esto hizo sospechar a los expertos: todas esas toneladas eran de papel y cartón que, de no ser por la labor de los cartoneros, hubieran ido a parar al vertedero. Reciclar este material no es algo baladí. Un dato: para fabricar una tonelada de papel (y en Madrid se pierden cada año 231.000) hace falta talar 5,3 hectáreas de bosque, es decir, acabar con 24.000 kilogramos de madera virgen.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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