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Blair: "Los terroristas no van a ganar"

Tony Blair, el primer ministro británico, suspendió sus vacaciones en Francia para trasladarse a Irlanda del Norte, donde hoy seguramente presidirá las ceremonias fúnebres. "Los terroristas no van a ganar", dijo con voz trémula. "Son grupos pequeños, no tienen base política. Solo tienen una capacidad para hacer el mal. No vamos a dejar que ganen. El futuro pertenece a la gente que quiere la paz en Irlanda del Norte". Blair llegó a Belfast para presidir una reunión conjunta con los líderes de los partidos norirlandeses que unánimemente han condenado el atentado como una atrocidad irracional y salvaje. Se sumará en las próximas horas el primer ministro irlandés, Bertie Ahern, que se ha comprometido a perseguir y castigar sin contemplaciones a los miembros del IRA Auténtico que, según datos policiales, opera desde Irlanda. "Hemos acordado que los dos Gobiernos trabajarán conjuntamente y harán todo lo que esté en sus manos para capturar a los responsables", declaró Blair ante la prensa, flanqueado por Ahern. La policiía desveló que el coche utilizado para la explosión había sido robado en Irlanda. Algo que contribuyó a magnificar aún más el horror fue una declaración de Ronnie Flanagan, el jefe de la policía norirlandesa, el Royal Ulster Constabulary (RUC). Lívido de rabia, Flanagan apareció ante las cámaras para denunciar un asesinato premeditado y en masa. "Los responsables de la explosión querían causar el máximo número de muertos", dijo. Por eso telefonearon a la policía 40 minutos antes y dieron un dato falso sobre la ubicación del coche bomba. Flanagan dijo que la intención de los extremistas fue precisamente ésa, la de congregar a los peatones lo más cerca posible del coche bomba. Y la diabólica táctica surtió efecto. El número de bajas podría aumentar en las próximas horas. El RUC difundió ayer una lista de 53 personas cuyo paradero permanece confuso, lo cual provoca temores de que varias de ellas hayan perecido o permanezcan atrapadas entre las ruinas de los tres edificios que se desplomaron con la explosión. Ayer, un grupo de norirlandeses esperaba noticias en la puerta de la estación de policía en Omagh, donde prácticamente todos los edificios públicos se han convertido en centros de socorro e información. Mientras los familiares de las víctimas lloraban a sus muertos o esperaban informes médicos en las salas de los doce hospitales de toda la provincia donde se atiende a los heridos, los políticos intercambiaban dardos. El fogoso predicador protestante Ian Paisley, el jefe del Partido Democrático del Ulster (DUP) se mofó de las palabras del viceprimer ministro británico John Prescott, que en esta hora de dolor había exhortado a "salvar el proceso de paz". "Le digo al señor Prescott que lo que hay que salvar son vidas humanas", declaró Paisley. Gerry Adams, el líder del Sinn Fein, el frente político del IRA, volvió a condenar el atentado con una clariad y vehemencia sin precedentes. Hasta el sábado, la política del Sinn Fein se había limitado ambiguamente a "deplorar" el derramamiento de sangre. "Condeno inequívocamente el atentado del sábado", declaró Adams. Se desconoce, sin embargo, si el líder del Sinn Fein, bajo intensa presión política para extraer del IRA una clara renuncia pemanente a la violencia, ya ha tomado contacto con el ala mlitar del movimiento republicano. Poco después de llegar a Omagh para visitar a los familiares de las víctimas, Adams dijo: "Los responsables deben admitir sus acciones. También deben reflexionar sobre la enormidad de lo que han hecho y parar este tipo de acciones ahora mismo". El principal objetivo de los esfuerzos políticos que se realizaban anoche en Belfast consistía en tratar de asegurar que el atentado del sábado no genere, como se teme en todo el Ulster, una represalia de los grupos paramilitares protestantes. Una reacción semejante provocaría el colapso de la tregua y con él las esperanzas de avances en el proceso de paz acordado en mayo pasado. David Trimble, el primer ministro de la recientemente elegida Asamblea autónoma de Irlanda del Norte y líder del protestante Partido Unionista del Ulster (UUP) declaró que el atentado "no habría ocurrido si el IRA hubiera depuesto las armas y entregado sus arsenales". "El Sinn Fein no puede eludir sus responsabilidades de esta sangrienta atrocidad", dijo.

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