Los llaman "deslucidos"
Profesionales de la fiesta, ganaderos y algunos cronistas llaman "deslucidos" a los toros de escaso o nulo juego. Es una palabra comodín, un vocablo cajón de sastre, mal empleado, porque un toro deslucido sería un toro de piel no brillante y, en sentido figurado, un toro que no ha podido lucirse. Y cómo va a poder lucirse un irracional... Hoy, los toros de Criado Holgado lidiados ayer en Las Ventas van a ser llamados "deslucidos" en tertulias y redacciones. Pero las palabras que mejor les van son las de toros birria, toros caca, toros esperpénticos, toros basura. Y ya llevamos tres tardes así en Las Ventas. Los de Barcial, los de Los Eulogios y estos hijos de vacas y sementales de Atanasio Fernández que han malogrado las ilusiones de los toreros. O, como también dicen los profesionales del toreo, taurinos y algunos cronistas: "no han servido". Medítelo la empresa, porque así no se puede seguir. Ni qué decir tiene que los tres espadas se han estrellado contra la nulidad del ganado. Los de Criado Holgado han sido muy abantos de salida, cosa no extraña dada su sangre Parladé. Pero después de pelear con desgana con los caballos y ser picados a base de taparles la salida, se han quedado parados, en pensativa y filosófica quietud. Y los toreros, delante de ellos, dale que te pego, sin poder sacar un mal pase.
Holgado / Frascuelo, Califa, Encabo
Toros de Criado Holgado (uno devuelto por inválido), desiguales, abantos, tardos. 2º sobrero de Ortigao Costa, bien presentado cinqueño, aborregado. Frascuelo: aplausos y saludos; aviso y algunos pitos. José Pacheco 'El Califa': silencio; división. Luis Miguel Encabo: aviso y palmas; silencio.Plaza de toros de las Ventas, 16 de agosto. Un cuarto de entrada.
Los mejores muletazos fueron los trincherazos de Frascuelo a su primer antagonista. Sólo destacó el veterano madrileño en esas trincheras y en las medias verónicas. Lo demás fueron intentos de hacerlo bien, pero el toro se paraba y no le dejaba colocarse. Frascuelo se desconfió, se movió demasiado y anduvo a la defensiva. Con el cuarto, resultó desbordado. La res se frenaba, punteaba, gazapeaba y cortaba los viajes. Un regalito. Frascuelo lo lidió con muchas precauciones y el toro terminó entablerado. El diestro terminó de estropearlo con su desconfianza.
El Califa recurrió, para hacer sonar las palmas, a eso que los toreros llaman ahora "un arrimón". Sobre todo, en el quinto del encierro. Estuvo ahogándolo, encimista, metido entre los pitones. Así sólo pueden sacarse muletazos por alto sin que el toro pase y ésa fue su única labor. Con el segundo, un aparatoso sobrero portugués de corta embestida, intentó meterle el pico y terminó también pegado a su hocico.
Tampoco pudo Encabo sacar agua del pozo. Tras algunos pases al hilo del pitón en su primer toro y, a base de pisarle el terreno, dar zapatillazos, dejarse ver y sudar la taleguilla pudo tirar muy bien de su enemigo. Otras veces aprovechó los escasos viajes del morlaco. No cabía otra cosa.
Vamos a esperar mejores tiempos. Septiembre es el mes de los crepúsculos suaves y de los logros frutales. Aguardamos que, para las próximas corridas podamos ver toros con embestida, casta y emoción.
Babelia
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