La colegiata románica de Santa María
El pueblo conserva intactos muchos vestigios de la época medieval. Uno de los símbolos de Gerri es la colegiata románica de Santa María, origen de la población, con la que se comunica por un antiguo puente románico de piedra que ha sido destruido y reconstruido varias veces a lo largo de los siglos. Su núcleo antiguo, con sus calles estrechas y las casas de piedra que hacen de muralla, es el testimonio de un pasado esplendoroso. Lo mismo puede decirse de la abadía benedictina, posiblemente edificada sobre un antiguo templo visigótico del siglo VII. Fue uno de los monasterios más importantes del Pirineo -llegó a tener más de 50 monjes-, con una gran influencia política y económica ya que no dependía ni del obispado de Urgell ni de los condes del Pallars. La guerra de Sucesión significó la pérdida de muchos bienes y la destrucción de los archivos. A partir de 1835, con la desamortización de Mendizábal, la comunidad benedictina abandonó el lugar y el monasterio fue expoliado por los propios vecinos, que se llevaron muchos elementos arquitectónicos del claustro a sus casas, aunque los capiteles de mayor valor acabaron en las salas de un museo de Boston. Lo único que se conserva del conjunto monumental es la Iglesia, una joya del románico de tres naves, separadas por columnas macizas en forma de cruz y con varias pinturas barrocas en peligro por la humedad. Desde Gerri pueden realizarse bellas excursiones, siempre rodeados por una variada y refrescante vegetación, por los pequeños pueblos escondidos de los valles próximos, como Montcortés, con su lago enigmático, y Peramea, con un olmo centenario en su plaza que no deja que los rayos del sol lleguen al suelo. Una de las rutas más atractivas es la que recorre el barranco d"Enseu, donde se puede admirar el vivero de plantas forestales y las correcciones hidrológicas de principios de siglo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.