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El alcalde de Xeresa ocultó al fiscal 52 licencias de vertidos en el marjal

El alcalde de Xeresa, Ciprià Fluixà, de Unión Valenciana, ocultó al fiscal de Medio Ambiente Carlos Almela más de la mitad de las licencias para verter escombros en el marjal de La Safor concedidas en los últimos cuatro años. Almela, que presentó una querella contra Fluixà por supuesta prevaricación y un delito contra el medio ambiente, solicitó al regidor todas las licencias para aterrar la zona húmeda en el término de Xeresa. Fluixà entregó 41. El 3 de julio, el Seprona encontró en los archivos del ayuntamiento otras 52.

El caso que ahora se investiga en el Juzgado de Instrucción número 2 de Gandia, y por el que Fluixà declaró el martes durante más de dos horas ante la juez, arrancó a raíz de una denuncia del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. Los agentes sorprendieron el 13 de diciembre de 1995 a un camión vertiendo escombros en el corazón del marjal de Xeresa, una actividad practicada a discreción desde hace más de una década y que tiene por objeto elevar los terrenos para impedir su inundación y transformarlos en campos de cultivo. Tras dirigirse al Ayuntamiento de Xeresa, allí se les informó que el camión no tenía permiso de vertido. Sin embargo, según figura en el expediente judicial, posteriormente Fluixà informó por escrito que sí que había una licencia, con fecha de 5 de diciembre. Preguntado el martes por esta discordancia, Fluixà se encomendó a una supuesta falta de ortografía para alegar que no fue la secretaría del ayuntamiento la que informó a la Guardia Civil de la inexistencia de la licencia sino que fue la secretaria, sin acento, que no sabía del tema, la que confundió a los agentes. Esa licencia sería la primera autorización municipal para verter escombros. Desde el Instituto de Defensa y Estudios Ambientales (IDEA, asociación vinculada a Esquerra Unida), entidad personada en la causa como acusación popular, apuntan que hasta 1995 la destrucción con escombros del marjal tan sólo constituía una infracción administrativa: un simple vertido sin autorización, demasiado frecuente en el paraje. Sin embargo desde la entrada en vigor del nuevo Código Penal (junio de 1995) podría representar un delito ecológico, por lo que el consistorio se aprestó a conceder permisos de vertido bajo la tesis de que el marjal de Xeresa no es un humedal. Permiso a sí mismo Ya este año, en plena investigación de los hechos, el fiscal solicitó a Xeresa todas las licencias concedidas en los últimos cuatro años. En la documentación facilitada aparecen 41 permisos (8 en 1995, 5 en 1996, 18 en 1997 y 10 en 1998). Sin embargo, una vez presentada la querella del fiscal contra el alcalde, cuando el Seprona entró el pasado 3 de julio en las dependencias municipales y consultó los archivos, los agentes encontraron más del doble de los permisos informados. En total había 93 (15 de 1995, 13 de 1996, 32 de 1997 y 33 de 1998). Es más, entre las 23 de este año que no aparecían en la documentación facilitada por el consistorio se encontraban dos autorizaciones firmadas por el alcalde para verter escombros en tres fincas propiedad del propio Fluixà. En el juicio, el regidor imputado echó la culpa de la ocultación de información a los funcionarios municipales. Durante la declaración del martes, el alcalde negó en todo momento que en Xeresa hubiera una zona húmeda y alegó que la definición que da la ley de Espacios Naturales Protegidos de estos hábitats es muy ambigua. Tan ambigua que hasta la bañera de su casa podría ser considerada un humedal. En cuanto a los informes de la Consejería de Medio Ambiente sobre el marjal de Xeresa, dijo que no se adaptan a la realidad.

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