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Los campus madrileños estrenan siete nuevas titulaciones con la llegada del curso en octubre

El silencio se apodera durante todo el mes de las aulas universitarias de la región, pero cuando las frases doctas y el bullicio regresen por sus fueros, allá en octubre, las cosas ya no serán igual. El nuevo curso académico se avecina más tranquilo que su predecesor, después de un año de alborotadas elecciones en la Complutense, la Autónoma y Alcalá, y con siete nuevas titulaciones en la oferta a la que los estudiantes se han enfrentado a la hora de rellenar su preinscripción. Dos son especialidades de segundo ciclo, y otras tres las aporta la Universidad Rey Juan Carlos, que este año se hace mayor.

Muchas miradas estarán puestas en cómo se desarrollen los acontecimientos en la Rey Juan Carlos a lo largo de su segundo año de vida. La sexta universidad pública de Madrid nació el curso pasado de forma aún precaria, con sólo 300 alumnos en sus aulas y unas instalaciones de prestado, antiguos institutos que se acondicionaron convenientemente para la ocasión. El ambiente va a ser muy distinto en Móstoles y Alcorcón de aquí a un par de meses, cuando se inauguren los primeros edificios de estos dos campus. Y los quebraderos de cabeza también se prometen mayores, al menos en potencia, para los órganos directivos de la institución: bajo su responsabilidad se encontrarán unos 3.000 universitarios, diez veces más que el año pasado, debido a la implantación de nuevos títulos y, sobre todo, a la integración del centro de estudios Ramón Carande (Vicálvaro), una entidad adscrita hasta hace cuatro meses a la Universidad Complutense.Al vicerrector de alumnos e investigación, Enrique Otero, le espera, en consecuencia, un año de mucho mayor ajetreo. "Puesto que empezamos en nuestros propios edificios, podemos encontrarnos con problemas de infraestructura y mantenimiento que hasta ahora nos han sido desconocidos", admitió este responsable académico. Y agregó, por lo que a él respecta: "También imagino que empezarán a surgir las primeras organizaciones estudiantiles con sus reivindicaciones. Por nuestra parte, algo habremos ganado de experiencia el curso pasado para resolverlas...".

Integración paulatina

El caso del Ramón Carande resulta un tanto particular. El decreto de integración ya es un hecho, si bien la Rey Juan Carlos ha firmado en paralelo un convenio con la Complutense para que ésta siga haciéndose cargo de los alumnos veteranos. De esta manera, la sexta universidad sólo asumirá a los estudiantes de primer curso, mientras que los demás (unos 12.000) continuarán con la misma universidad con la que empezaron y lucirán el escudo de la Complutense y la firma del rector Puyol en su título.Las nuevas titulaciones de la joven universidad son tres: Ingeniería Química (la primera licenciatura de su historia) e Ingeniería Técnica Industrial, en el campus de Móstoles, y Enfermería, en territorio alcorconero. El vicerrector Otero admitió que este aluvión de nuevos alumnos no era plenamente de su agrado. "En el equipo de gobierno habríamos preferido que la incorporación del Ramón Carande hubiera sido más pausada", reveló, "pero la Consejería de Educación debía de tener sus razones, y nosotros nos encontramos aún bajo su tutoría". Sometidos, en última instancia, a los criterios del consejero Villapalos y del director de Universidades, Vicente Ortega, los responsables de la Rey Juan Carlos sólo han podido "asumirlo todo con la mayor dignidad posible", resumió Otero.

En lo que se refiere a la infraestructura inmobiliaria, el director de la Oficina de Planificación, Pedro García Moreno, calcula que se está trabajando sobre 17.000 metros cuadrados en Móstoles y otros 11.000 en Alcorcón. En ambos complejos se encuentran en marcha un edificio de aulas, un laboratorio, un inmueble para los departamentos de gestión, otro de control, los comedores y una pequeña galería comercial, con cafetería, librería, fotocopias, oficina bancaria y agencia de viajes. Para finales de noviembre también deben estar a punto sendos edificios departamentales.

En comparación con un año de tantas novedades, las demás sedes universitarias se enfrentan a un curso de apariencia tranquila. La mastodóntica Complutense sólo estrena una titulación de segundo ciclo (sólo cuarto y quinto curso), Ingeniería Electrónica, a la que se puede saltar desde Física, Informática y Telecomunicaciones. Su apariencia externa tampoco variará en demasía, salvo por la nueva biblioteca, el nuevo vicerrectorado de alumnos (que se completa en octubre con el de estudios) y la reforma general de la Facultad de Bellas Artes.

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La Autónoma también aporta un título de segundo ciclo, Antropología Social, y una diplomatura que se ha convertido en objeto de deseo, Turismo. Sus 125 plazas han quedado cubiertas en junio en medio de una fuerte demanda, que elevó la nota de corte hasta un más que respetable 7,04.

La Universidad de Alcalá también ha trazado una apuesta audaz con su diplomatura en Hostelería, el primer título universitario de estas características que se crea en España. En el proyecto ha colaborado la Federación Española de Restaurantes.

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