Estrellas bajo las estrellas

Cada noche, la escena se repite. Hércules, el Profesor chiflado, la Sirenita o los dinosaurios de Steven Spielberg en Parque Jurásico llenan la pantalla dispuesta para el público infantil en el parque de la Bombilla. Al otro lado, en una pantalla de 13x7 metros, los más grandes se dejan cautivar por otra película, el lunes The boxer. Una historia de amor imposible con un Daniel Day-Lewis convertido en un boxeador que lucha por rescatarse a sí mismo y a la mujer de sus sueños, interpretada por Emily Watson. Todo, enmarcado en el terrible conflicto irlandés.Empieza la semana y el parque de la Bombilla acoge a más de un centenar de aficionados al cine de verano. Familias enteras, parejas de adolescentes enamorados y chavales que buscan una alternativa sana y divertida en el verano se dejan llevar por las historias que noche a noche ofrece el Festival de Cine al Aire Libre, Fescinal 98, en el marco de los Veranos de la Villa.

"Este año, la estrella ha sido el tiempo. El año pasado tuvimos que cerrar durante 25 díasporque las temperaturas no nos acompañaron, pero esta vez ha estado fabuloso", dice, contenta, Rita Sonlleva, la organizadora de Fescinal. Y tiene razones para estar feliz. Después de un pobre balance en 1996 y 1997, en esta ocasión el cine de verano ha recobrado fuerza y ha vuelto a atraer a un buen número de espectadores. "La media está en 900 personas diarias de lunes a domingo", dice. "Nos estamos acercando a la media de hace cuatro años", añade.

Desde el pasado 1 de julio y hasta el 1 de septiembre, los amantes del cine y del aire libre pueden degustar 220 películas en 62 días. "Es un verdadero maratón", comenta la directora de Fescinal. Por 500 pesetas, los espectadores pueden presenciar dos funciones para adultos y dos para niños.

"A mí me encanta el cine de verano. Es una buena oportunidad para ver las pelis que no pude ver en el invierno. Los títulos que ofrecen son muy buenos", dice Marta, asidua asistente al parque de la Bombilla. "Yo vivo en las afueras de la ciudad y vengo porque a mis hijos les gusta mucho", comenta.

Mientras ella sufre con la trama de The boxer, sin entender las complejas acciones del IRA, su hija María, de cinco años, observa, absorta, a un Hércules de dibujos animados que intenta convertirse en héroe de verdad.

Victoria, de 14 años, y Mercedes, de 13, también son habituales asistentes al cine de verano. "Es como si hubieran crecido con él", cuenta su madre, María José. "Hace unos años venían a ver las películas para niños, y como ahora están más grandes, ven las otras", dice.

Entretanto, en el Pabellón de la Pipa de la Casa de Campo, 1.200 sillas esperan al público. Allí, y en el parque Calero de Ciudad Lineal, la empresa SAX, de maquinaria cinematográfica y servicios, también ofrece al público madrileño dos pantallas estivales.

En la Pipa faltan pocos minutos para que comience la función. Pascual Leal, el organizador, no oculta su preocupación. "Creo que esta noche no va a estar bien. Igual que ayer, hoy no ha venido mucha gente", dice. "¿Será que no les gustan los clásicos?", se pregunta con cierta ironía. Se refiere a Forajidos, una película de 1946 con Ava Gardner y Burt Lancaster en los papeles principales.

En el segundo año que funciona en la Casa de Campo, SAX ofrece 30 películas a 400 pesetas la función, de lunes a domingo. Aunque para ellos, ésta no ha sido una temporada exitosa, Pascual Leal espera que las distribuidoras dejen a un lado los obstáculos y le permitan proyectar Titanic. "Con Leonardo DiCaprio llenaríamos", asegura. "Ésa es una estrella de vedad y las chicas se mueren por él".