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Poca credibilidad

Las bolsas europeas sufrieron ayer un serio revés ante el ambiente de desconfianza que se va imponiendo poco a poco entre los inversores. Nadie parece salvarse de la sospecha de no decir toda la verdad, desde los nuevos responsables de las finanzas japonesas, hasta el presidente Clinton, situación que se ve agravada porque de cuando en cuando alguien se encarga de recordar la profecía de Alan Greenspan sobre un fuerte recorte en los mercados a corto plazo.

El mercado madrileño llegó a caer hasta un 2,42%, lo que hizo saltar todas las señales de alarma en medio de una confusión generalizada, ya que los analistas de Wall Street culpan a la crisis asiática y dejan de lado el affaire Clinton, mientras que en el resto del mundo se ven con temor los últimos pasos que ha dado este asunto y se considera que la crisis japonesa marcha con su propio ritmo hacia un desenlace desconocido.

La contratación volvió a resultar muy baja, sobre todo teniendo en cuenta que algunos valores hicieron un considerable esfuerzo en la absorción de papel. El mercado continuo movió 111.159 millones de pesetas y otra vez más de la mitad se quedó en tres valores, Telefónica, el Banco Bilbao Vizcaya y Endesa, pero la concentración supera el 75 del total del mercado con sólo 10 valores.

La volatilidad de Wall Street, añadida a su caída del 3,41% en la tarde anterior, fue la causante de esta situación, puesto que esta Bolsa llegó a perder ayer más de 120 puntos, para ganar finalmente, en la última media hora 59,47 puntos, un 0,7%, y cerrar a 8.546,78.

El recurso de la deuda no salió ayer bien. Este mercado también se vio sacudido por las convulsiones y los mínimos históricos conseguidos a lo largo de la mañana, con el 4,84% de rentabilidad, se esfumaron al cierre de la sesión. La rentabilidad de la deuda española a lo años se mantuvo en el 4,85% y la alemana en el 4,59% con lo que el diferencial continúa estancado en 0,26 puntos.

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