Presos liberados
La liberación de seis notorios presos del IRA por el Gobierno de Dublín, en aplicación del acuerdo de paz del Viernes Santo, marca un proceso necesario, que no resulta, sin embargo, fácil de digerir para muchos protestantes norirlandeses e incluso para algunos británicos. Menos aún cuando a las horas de esta liberación se produce un atentado en la ciudad de Banbridge, predominantemente protestante, que se saldó con 35 heridos, aunque pudo haber costado vidas humanas.Este atentado sin víctimas mortales es el primero de importancia que se produce tras la quema de una casa en la que murieron tres niños católicos en Ballymoney el pasado 12 de julio y que contribuyó a desactivar la tensión provocada por los desfiles veraniegos de las órdenes protestantes. Esta tensión vuelve a asomar cuando los llamados Chicos Aprendices insisten en pasar el próximo sábado por el simbólico barrio católico de Bogside, en Londonderry. Si el proceso de paz logra superar este verano caliente tendrá mucho ganado.
En este tenso ambiente, la liberación de los seis presos es la primera que se produce tras la aprobación por referéndum, en mayo, del acuerdo de paz del 10 de abril. Poco después de ese acuerdo, el 14 de abril, Dublín, en un gesto de buena voluntad y para contribuir, al menos entre los católicos, al triunfo del referéndum, puso ya en libertad a nueve presos del IRA. Posteriormente concedió un permiso especial para que otros asistieran a la convención del Sinn Fein, brazo político del IRA, en la que se apoyó el acuerdo. Entre ellos figuraba Michael O"Brien, líder del IRA en la prisión irlandesa de Porta-loise, que llevaba cumplidos seis años de una condena a 18 por asesinato, y que ahora ha quedado en libertad. Con él han salido otros condenados, incluido Adrian Donnelly, en cadena perpetua, que había cumplido 21 años en la cárcel por una bomba en un metro de Londres y haber asesinado a su conductor. Algunos seguidores del intransigente unionista Ian Paisley han calificado esta liberación de "obscena e inmoral".
La puesta en libertad de los presos va a seguir generando incomprensiones y radicalizando a los unionistas más intransigentes, aunque éstos también saben que está en juego la libertad de terroristas protestantes. Pero es elemento esencial para, en este proceso de paz, crear la necesaria confianza por parte de las organizaciones terroristas, unas y otras, en las autoridades de Londres, Dublín e Irlanda del Norte. En sentido contrario, éstas buscan la prueba de confianza de aquéllas en una entrega de armas que no ha empezado, que se ha dejado en manos de una comisión independiente, y de difícil puesta en práctica, más allá de posibles gestos simbólicos.
De momento, los presos liberados lo han sido de cárceles de la República de Irlanda, aunque algunos de ellos habían sido transferidos allí por decisión británica. Dublín y Londres parecen repartirse así el trabajo que ha de llevar, según lo pactado, a que salgan a la calle los cuatro centenares de condenados por terrorismo en dos años. Hay, sin embargo, una condición esencial que se ha de cumplir para la puesta en libertad de estos presos, pues de ella no se beneficiarán los afiliados a organizaciones "que no hayan establecido o no respeten una tregua completa y sin equívocos", como reza el acuerdo del 10 de abril, que añade que "la situación, a este respecto, estará sometida a revisión".
Mo Mowlam, la ministra británica para Irlanda del Norte, excluyó la semana pasada a presos de cuatro grupos "aún implicados en actividades terroristas". De momento, el IRA, pese a algunas sospechas de atentados de carácter sectario, respeta la tregua, aunque no ha renunciado formalmente a la violencia. El atentado de Banbridge se atribuye, en principio, a sectores escindidos de esa organización, y, justamente, las liberaciones de sus presos pueden reforzar al IRA frente a esos grupos disidentes y asentar el apoyo al proceso de paz entre la población católica de Irlanda del Norte. Pero hay que lograr que los protestantes también lo entiendan así y se beneficien de ello.
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