Plaza mesetaria
Mucho me temo que si Picasso hubiera viajado a ver dónde estaba su Guernica y hubiera llegado a la plaza del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía le habría dado un síncope. No quiero decir que ese cuadro deba estar en Bilbao, que no, ni que el Centro de Arte Reina Sofía no esté bastante bien -pero yo abriría hasta las diez de la noche los sábados y la tarde de los do-mingos-, sino que llegar y ver ese solar inexplicable llamado plaza es para mesarse los cabellos de dolor ante tamaño adefesio compartimentado, incómodo y todo menos atrayente. Aunque se puede explicar con el argumento de que el Gobierno central, que es el que debería ser responsable de la entrada decorosa de un museo nacional, sólo quiere que estemos en casa, en el coche o consumiendo, no que seamos del género Homo ludicus.Porque no tendrían que haber hecho el aparcamiento subterráneo, pues Madrid está lleno de ejemplos de cómo matan a las plazas, pero, cometido el delito, al menos la inventiva del ingeniero debería haber logrado que no hubiera casetas de ventilación visibles y que los pretiles de las bocas de acceso de coches fuesen de hierro forjado como los encajes de los balcones próximos y no como búnkeres.
Y después, que dejara la plaza como es, un rectángulo algo inclinado al noroeste, cambiando esas difíciles escaleras de la puerta del museo y dejando todo como una suave rampa sin obstáculos, salvo los muchos bancos de madera y hierro curvilíneo puestos al sol y a la sombra. Así, la escorrentía llevaría el agua de lluvia y riego a los alcorques de los arces japoneses (bellos, aunque impropios del lugar, porque crecen poco y son de clima húmedo), que deberían serlo de verdad, hoyos para recoger agua bajo el nivel del pavimento, y estar llenos de adoquines. Y así podrían no morir los árboles si llueve algo este verano y algún vecino piadoso los regara, puesto que el día 18 de julio me dijeron que hacía quince días que no funcionaba el riego automático por conducto subterráneo, porque producía goteras en el aparcamiento recién construido.-
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