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LA PLAYA

Añorando a la marquesita

El fuerte olor de los ungüentos bronceadores y los breves paños que lucían las extranjeras asombraron a Miquel Agustí, El Xurret, y al resto de pescadores de tellines y llobarros de El Perellonet. En los cincuenta, esta franja arenosa de cuatro kilómetros de largo y 300 metros ancho poblada de barracas y situada entre dos compuertas de L"Albufera se convirtió en el primer destino turístico de los alrededores. Acamparon entre los juncos de la Gola del Perellonet y la hilera de barracas de borró, y la tía de Miquel, Rosario Agustí, les vendía refrescos y paellas de encargo. La Tía Rosario ha cumplido 95 años y sigue en su caseta junto al mar. La vejez no ha podido con su vigor, fortificado por el trabajo y el salitre. Pero ya no hay turistas en la gola. Con la creación del Parc Natural de L"Albufera se restringió su presencia a los cámpings y hoteles. En los tiempos pioneros, los pescadores se codearon con la jet-set. Cuentan que en el hotel Recatí, derribado hace cuatro o cinco años, se alojaron todo tipo de celebridades, incluida la actriz Ava Gardner, que disfrutaban de su campo de golf y su playa privada. Miquel no recuerda a la diva, pero sí a la marquesita. Una aristócrata guapa y morena que se sentaba en la proa de la barca y se deleitaba viendo como echaban las redes y las sacaban repletas de rejos, almejas o lenguados. Hasta que se cansaba y se volvía nadando hasta la orilla. Entonces Miquel era un crío. Ya ha cumplido los 50 y no se le borra la silueta esbelta y sensual de la marquesita. También debe cerrar los ojos para recordar cómo era El Perellonet de su niñez. Las dunas y los campos de algodón y trigo han dejado paso a una urbanización caótica de torres de apartamentos y adosados, la mayoría envejecidos, que congregan a unos 25.000 veraneantes cuando aprieta el calor. Miquel habla de que el agua de la gola era tan cristalina que se veían los agujeros que hacían las angulas bajo el agua. Con la reciente inauguración de la depuradora, la contaminación ha disminuido, pero no lo suficiente para que los vecinos recuperen la costumbre de beber el agua de L"Albufera.

El PERELLONET-RECATÍ

Peinar el golf

La creación del Parador Lluís Vives fue una bendición para un buen número de familias de El Perellonet, que pasaron de pescar y cultivar la tierra a ganar un sueldo fijo peinando con el cortacésped el green del campo de golf. Otros encontraron trabajo en bares, restaurantes y en el extinto hotel Recatí. Pero el turismo también trajo un urbanismo anárquico (sintetizado en la veintena de alturas del edificio Ulises) y en la prohibición de pescar tellines después de las once de la mañana para no molestar a los bañistas. En la playa han varado cadáveres, ballenatos, árboles... "Aquí se juntan las corrientes del Norte y el Sur", justifican los nativos.

Ford Bravo

Bandera azulSólo recibió el galardón europeo en 1994. Durante estos años se ha quedado sin bandera azul por las obras del colector. Con la inauguración de la depuradora el pasado 30 de junio, el Ayuntamiento de Valencia confía en conseguir la bandera azul para el año 2000.

Arena

Los nativos la llaman "arena voladora" porque es extremadamente fina. Hay una franja de 40 metros de arena, de gran calidad, entre el mar y las torres de apartamentos. No sufre problemas de erosión.

Agua

Buena. Dicen los técnicos que no es cristalina como la de Ibiza porque la arena del fondo es más oscura y le da un tono verdoso, pero está limpia y en los últimos tres años ha cumplido la la directiva europea. Poca profundidad.

Accesos

Su punto débil. Está a 20 kilómetros al sur de Valencia y sólo se accede por la congestionada carretera Natzaret-Oliva, con restricción de velocidad por cruzar el Parc Natural de L"Albufera. El transporte público es escaso y la llegada a la playa es difícil porque varias urbanizaciones convierten las calles en accesos privados.

Servicios

38 duchas, 155 papeleras y una posta de la Cruz Roja. Y ya está. No hay paseo marítimo, ni zonas deportivas, ni guardería. Es una playa para los 25.000 veraneantes que tienen allí su segunda residencia. Apenas ofrece servicios al bañista ocasional.

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