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Entrevista:LA TERRAZA

"La solidaridad tiene una parte negativa: la autosatisfacción"

A sus 42 años, Vicent Moreno Montañés, lleva media vida metido en la gestión municipal. En la primera legislatura (1979) fue uno de los concejales más jóvenes de España con sólo 22 años. Cuatro años después alcanzaba su "máxima aspiración política": la alcaldía de su pueblo, Castelló de Rugat (La Vall d"Albaida), cargo que combina con un puesto de funcionario en la Consejería de Cultura. Este socialista ocupa actualmente la vicepresidencia de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias y la presidencia del Fondo Valenciano de la Solidaridad (FVS), proyecto en el que está metido de lleno. Pregunta. ¿Cómo surge el Fondo Valenciano de la Solidaridad? Respuesta. En los años del auge del 0,7% muchos ayuntamientos presupuestaron este porcentaje para colaborar en proyectos de solidaridad pero encontraron que no tenían mecanismos para gestionarlo ni sabían que hacer con el dinero. El fondo nace en 1992 para aglutinar los esfuerzos municipales y canalizar proyectos de colaboración y solidaridad en el tercer mundo. Es una entidad formada por ayuntamientos e instituciones públicas que canaliza la ayuda que una cincuentena de ayuntamientos destina a la solidaridad y cooperación internacional. Hacemos viable que el dinero que los habitantes de los municipios destinan a la cooperación a través de sus ayuntamientos se trasforme en proyectos. P. ¿Quién forma parte de la dirección del Fondo? R. Hablar de solidaridad y no ser solidarios en las decisiones sería un absurdo. Somos la entidad más representativa desde el punto de vista de los ayuntamientos. Todos los partidos con con representación parlamentaria están en la ejecutiva del Fondo. El presidente soy yo, un socialista, el vicepresidente es del PP, el secretario de EU y el tesorero de UV. Incluso UPV está representada. Todas las decisiones están consensuadas al máximo, intentamos dejar el Fondo fuera de la lucha política. P. ¿Dónde se centran las ayudas que destinan? R. El Estado español tiene una deuda histórica con América Central y el Sáhara que nos obliga como administración pública. Allí la presencia española históricamente ha creado problemas y entendemos que en estos lugares debemos ser más solidarios porque tenemos una especial culpa de la situación en la que se encuentran aquellos países. Estamos más obligados de sacarlos de donde están. P. ¿Se puede entender esta ayuda como una suerte de acto expiatorio? R. Sí, la solidaridad tiene una parte negativa que es la autosatisfacción. Es decir, ser solidario para cumplir con la conciencia propia. Creo que en todo el Estado existe la conciencia de que debemos algo a Centroamérica y al Sáhara. P. ¿Cual es su concepto de solidaridad? R. Nosotros no nos dedicamos a la caridad. Creamos estructuras que propicien que los destinatarios de las ayudas salgan de las dificultades en las que se encuentran por sí mismos.Nuestro sentido de solidaridad consiste en evitar crear dependencias ofreciendo una ayuda centrada en la formación. Nuestro objetivo es ayudarles a salir de sus problemas siempre que ellos encuentren la solución; si la solución depende de tí no estás creando solidaridad sino dependencia. Discrepamos de la ayuda estatal basada en créditos. ¿Es solidaridad ayudar a alguien que te ha de devolver lo prestado con intereses?. Así estás creando un problema de dependencia económica que puede ser de por vida.Nosotros no llevamos a nadie al precipicio con nuestra ayuda sino que intentamos que se den cuenta de dónde están los precipicios. P. ¿Que satisfacciones obtiene un político metido a cooperante? R. La satisfacción es importante desde el punto de vista personal y desde el político. En política hay medidas que se miden por la repercusión social que tienen y en la incidencia electoral, este no es el caso. Aquí actúas en un foro en el que sabes que no te van a votar nunca, por tanto, la tranquilidad de que estás haciéndolo bien es absoluta. P. ¿Que aliciente tiene ser alcalde de un pueblo de 2.100 habitantes? R. Ser alcalde es la máxima aspiración política de una persona independientemente de que tu pueblo tenga 2.000 habitantes o dos millones. P. ¿Cual es el futuro de los pueblos a finales del siglo XX? R. Afortunadamente en un proceso como el actual de modernización y mundialización, los pueblos han recuperado su vigor. Hoy las distancias están desapareciendo. En el mundo de la globalización se puede vivir perfectamente en un pueblo y trabajar en otro. El esquema de vivir donde se trabaja se ha acabado. Hay muy poca gente que viva donde trabaja, sobre todo en los pueblos. P. ¿Cual es el principal problema al que se enfrenta como alcalde? R. La administración municipal es la gran abandonada. El presupuesto debería estar gestionado en un 50% por el Estado, y el resto, en un 25% por las comunidades autónomas y el 25% restante por los ayuntamientos. De momento, la administración local no pasa del 11%. Las administraciones superiores nos transfieren competencias pero no las acompañan de dinero. Nuestra lucha como alcaldes es reclamar más dotación económica para prestar el nivel que ya estamos ofreciendo. P. ¿Apuesta usted por el turismo rural para vender su pueblo?. R. La Vall d"Albaida es una comarca equidistante entre Valencia y Alicante. Es una zona muy atractiva para el turismo ya que, siendo de interior, tiene la costa a 20 kilómetros. Estamos potenciando los alojamientos rurales, para dar a conocer esa realidad del País Valenciano tan próxima que a veces es tan desconocida para los habitantes de las ciudades. En todo caso, el turismo rural lo entendemos como una actividad más, no se trata de hacer ningún Benidorm de interior, sino de aprovechar todos los recursos económicos disponibles. Nuestro papel consiste en potenciar estas realidades a veces ocultas. Recordar que las ciudades existen pero los pueblos también, no se han de inventar. P. La Mancomunitat de La Vall d"Albaida es la única institución que convoca un concurso literario de novela erótica. ¿Se trata de una cuestión de sensibilidad? R. No es que seamos más eróticos en La Vall d"Albaida que en el resto del país, lo que no tendría nada de malo. Buscamos un espacio que no estuviera ocupado por nadie y que nos interesara desde el punto de vista de la creación literaria y desde la promoción de la Mancomunitat. Es un género que requiere de una gran dosis de profesionalidad literaria. Los escritores que cultivan la novela erótica han de ser muy hábiles para escribir manteniéndose dentro del estándar permitido sin que nadie pueda acusarles de escribir otra cosa. Hasta ahora han participado escritores de todo el dominio lingüístico desde el sur de Francia hasta las Baleares. P. Cómo se ha seguido el pacto lingüístico desde desde La Vall d"Albaida? R. Fuera de Valencia y su área metropolitana el problema de la lengua se ve de forma secundaria. En La Vall d"Albaida hay una normalidad absoluta respecto al valenciano. Ese nunca ha sido el problema aquí y la gente ha hablado y seguirá hablando sin importarle el nombre que le den a lo que hablan. Lo interesante es que el valenciano se hable cada vez más y mejor. En este país hace falta que la lengua no sea motivo de discusión sino de uso y todo lo que ayude a que el valenciano se use cada día más necesariamente ha de ser positivo. P. ¿Cual es el principal problema de La Vall d"Albaida? R. Tenemos una dificultad importante que es el aislamiento físico. Estamos en medio de Valencia y Alicante y rodeados de montañas. En este momento necesitamos que se acabe la red viaria y que se acabe de potenciar la estructura agrícola para compensar la zona industrial de la comarca. P. ¿Hasta que punto existe un aislamiento entre las áreas de influencia de Gandia, Xàtiva y Ontinyent? R. Hay un proyecto de cohesión de la zona de La Costera, La Vall d"Albaida y La Safor, pero también contando con las comarcas de La Marina Alta, L"Alcoià y El Comptat. Hemos iniciado un proceso de acercamiento de estas comarcas que acabará en la formación del Consorcio de las Comarcas Centrales en septiembre. Pretendemos cohesionar esta zona que comparte una realidad cultural, histórica y social común. P. ¿Esta falta de unidad es extensible a la Comunidad Valenciana? R. Este país necesita procesos de cohesión interna importantes. No existe una compenetración que nos permita tener un proyecto global y objetivos comunes. Necesitamos un esfuerzo importante para superar las divisiones artificiales que se hicieron el siglo pasado. Si es malo el localismo municipal, también lo es el provincial. En el siglo XXI la división provincial ha de estar en cuestión porque es una división arcaica y sin sentido.

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