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LA MONUMENTAL

Finito hizo el toreo

No se trató de una faena completa, pero el muleteo de Finito de Córdoba al cuarto tuvo mucho sabor, porque hizo el toreo de verdad, de muletazo, largo, hondo, templado y ceñido. El toro repitió de salida y acudió con alegría a las cabalgaduras, pero del segundo encuentro Salió mostrando indudable falta de fuerza. Al principio Finito no se acopló con a noble embestida del animal, no queriendo apurar las series para mantener el astado en pie. Pero a mitad de faena, los muletazos ya no fueron aislados, sino que surgió la ligazón y el mando, acabando de configurar un muleteo de hondo y bello trazo. Ese es el Finito que los buenos aficionados recuerdan y que llegó a perder el tren de las grandes ferias y los grandes carteles. Después de un pinchazo, remató su obra con una excelente estocada arriba y fue recompensado justamente con la única oreja de la lluviosa tarde.

Sepúlveda / Finito, Dávila, Morante

Director: Mariano Ozores. Intérpretes: José Luis Ozores, Antonio Ozores.

Seis toros de Sepúlveda, bien presentados y parejos, noble y flojo el cuarto, excelente el resto, el resto deslucidos y con problemas

Finito de Córdoba, aplausos y oreja. Eduardo Dávila Miura, silencio y aplausos. Morante de la Puebla, nuevo en esta plaza, silencio y aplausos. Menos de media entrada. Plaza Monumental. Barcelona, 2 de agosto.

Finito ya había mostrado destellos en su primero, que no humillaba, como casi toda la corrida, pero que tenía un aceptable pitón derecho. Las dobladas iniciales resultaron excelentes y algún muletazo con la diestra también, aunque finalmente la faena no pudo redondearla, acabando con pronta eficacia estoqueadora.

Dávila Miura tuvo un lote pésimo. Su primero no tuvo fijeza en los engaños, punteó, no humilló, escarbó y, además, fue mirón e incierto. Dávila Miura estuvo digno, torero y asentado con él, extrayendo incluso algún buen muletazo. Algo premioso con el pincho, porque la res echaba la cara arriba. El quinto hizo cosas muy feas, como para mosquear al torero, empleó lógicas precauciones, dentro de un tono voluntarioso y destacando en la excelente estocada final. Este toro, al ser apuntillado, hirió en la axila derecha al subalterno Andrés Parrado.

Interés por el debutante

Había interés por ver al debutante Morante de la Puebla, después de sus éxitos de esta misma temporada, sobre todo en Sevilla. En su primero, muy deslucido por flojo y descastado, estuvo con deseos y gotitas de pinturería, pero sin poder cuajar nada de especial relevancia. No acabó de aprovechar, en cambio, al buen sexto, que se venía de lejos a los engaños y que había hecho una brava pelea en varas.

Morante lo lanceó con buen estilo a la verónica, pero con la muleta no cuajó el toreo fundamental, a pesar de tener un buen aire torero. Lo mejor la pinturería sevillana de algunos momentos, como un cambio de mano y su subsiguiente y deslumbrante adorno. De nuevo falló con la espada.

Es de justicia destacar la irreprochable presentación de la corrida de Sepúlveda. Pareja, lustrosa, sin exageraciones, muy en el tipo de la casa. Su comportamiento ya fue otra cosa, porque esta ganadería, que hasta no hace demasiado tiempo era la preferida por las figuras, no termina de salir del bache que padece. Toros desgastados, gazapones, y además flojos. La nobleza de sus mejores años apareció con el cuarto, al que le fatalron las fuerzas, pero sólo después del segundo puyazo: El sexto fue el mejor del encierro, boyante y bravo, de salida, en varas y en la faena de muleta, que no acabó de cuajar su matador.

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