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SENTENCIA DEL 'CASO MAREY'

González acusa a Aznar de dar "una vuelta atrás" y romper "los valores de la transición"

Felipe González acusó ayer a José María Aznar de dar " una vuelta atrás" y romper "los valores de la transición". Al dar su opinión sobre la sentencia del caso Marey, "radicalmente injusta", recordó que "esto viene de atrás y tiene unos responsables claros". El Tribunal Supremo ha recibido "presiones", dijo, y ha sido "en parte víctima de una operación política". Sin embargo, no cree que ni el PSOE ni él deban entrar "en una lucha cainita". "¿Cómo voy a ser tan miserable como están siendo con nosotros?", se preguntó, en alusión a los responsables de la lucha contra ETA en la etapa anterior a su Gobierno, para apostillar que no lo será "ni con los gobernantes actuales, que han judicializado la vida política".

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Felipe González estudió durante la tarde del jueves con sus más directos colaboradores y algunos miembros de la Ejecutiva del PSOE la forma de dar a conocer su criterio sobre la sentencia, que ha condenado a diez años de prisión a José Barrionuevo, ministro del Interior en su primer Gobierno, y Rafael Vera, ex director general para la Seguridad del Estado, por el secuestro de Segundo Marey y por malversación de fondos públicos. Sus interlocutores, en su mayoría, consideraron idóneo que diera una conferencia de prensa. Pero, finalmente, decidió que sus declaraciones fueran conocidas por medio de una entrevista concedida en exclusiva a la agencia Europa Press.A la pregunta de si considera que ha habido presiones del Gobierno sobre el tribunal, González responde: "Eso no lo creo yo. Es evidente". En ese sentido, recuerda las revelaciones de Luis María Anson, ex director del diario Abc, sobre la existencia de una conspiración del Partido Popular (PP) y varios medios de comunicación, con alguna cooperación de la judicatura, para acabar con él. Pero incluso no las estima tan relevantes en comparación con las del vicepresidente primero del Ejecutivo en su comparecencia en el juicio, ya que, según él, Francisco Álvarez Cascos se permitió "condenar" directamente a los procesados.

González sostiene que el PP, desde que estaba en la oposición, formó "un equipo jurídico y de seguimiento estratégico, rompiendo algunas normas del juego democrático y judicializando la vida política, porque creía que era el único procedimiento que tenía para ganar". "Eso quiebra", destaca, "un principio esencial de la transición democrática".

Amenaza

De Cascos pasa González al presidente, José María Aznar. Así, y en referencia al libro publicado por éste, La segunda transición, expone: "Efectivamente, supone una vuelta atrás, rompiendo los valores de la primera transición". "No es una mirada hacia el futuro, sino una vuelta atrás", explica; "el propio Aznar, el primer día del juicio nos dijo a los socialistas que tuviéramos paciencia porque esto no había hecho más que empezar". "Era una amenaza que yo creo que están dispuestos a cumplir", advierte."Aunque no hay que obsesionarse con esto", reflexiona a continuación; "hay que construir el país, un proyecto de futuro. En realidad, sólo hacen esto porque no saben qué hacer con España. Toda su política se basa en la destrucción del adversario y nosotros no podemos entrar en ese juego".

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Luego, en un difícil equilibrio, González asegura por un lado que el tribunal ha recibido presiones y, por otro, que quiere dejarlo libre de toda responsabilidad.

De manera implícita, se da por enterado de que los condenados van a recurrir de inmediato al Tribunal Constitucional y, si es preciso, al de Derechos Humanos de Estrasburgo y comenta: "Me gustaría que este asunto se resolviera en España. Si no se resolviese, se pondría en cuestión el funcionamiento de nuestro sistema judicial".

González cree que el fallo será invalidado por el Constitucional: "La sentencia terminará siendo anulada. Acabará resplandeciendo la verdad, desde el punto de vista jurídico. Lo que ocurre es que esto se puede interpretar como una crítica al Tribunal Supremo que no estoy dispuesto a hacer".

González no deja duda alguna de que apoyará a Barrionuevo y Vera "hasta el final" porque cree que son inocentes. De inmediato, se señala a sí mismo como centro y objetivo "de esta pelea cainita, típica de gente que no tiene proyecto de país".

También acompaña sus críticas a la sentencia -"la acato, pero la considero radicalmente injusta"- con la denuncia de las interferencias del Gobierno, lo que considera una ruptura de las reglas del juego democrático, y "la fractura de la política".

Para ello retrocede a 1989 para recordar que el PP de entonces deslegitimó los resultados. Luego, "en el 93, sencillamente no los aceptaron, y creyeron que en los procedimientos para ganar podían llegar incluso a poner en riesgo la estabilidad del Estado. Y, como lo creyeron, actuaron en consecuencia".

A pesar de todo, González afirma que el PSOE no va a remover el pasado de la lucha contra ETA. "Tengo el máximo respeto hacia Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo [los presidentes de los Gobiernos de la UCD, anteriores al suyo] porque hicieron lo máximo posible para mejorar la convivencia, las libertades y la democracia. ¿Cómo voy a ser tan miserable [con ellos] como están siendo con nosotros?". Ni siquiera lo sería, enfatiza, "con los gobernantes actuales, que han judicializado la vida política".

Las últimas manifestaciones de González son para mirar adelante: "Lo que tiene que ofrecer mi partido es un proyecto de futuro sin rencor. Como hemos gobernado, sin rencor. Y tenemos que volver a hacerlo. Dejemos el rencor para ellos".

"No hay que primar el juego sucio"

"Los ciudadanos deben comprender que no hay que primar el juego sucio", advierte Felipe González en relación con la forma en la que, a su entender, debe reconducirse la situación tras la "fractura política" que se ha dado con el caso Marey.Y añade: "Lo expliqué en Andalucía, hablando de Kiko", un futbolista del Atlético de Madrid y de la selección española. "Una zancadilla que impide meter un gol todavía se tolera. Hay un pequeño cabreo y después, cuando se termina el partido, uno saluda al adversario. Pero romper las piernas, quebrar las piernas de los que meten goles, puede llevar a la victoria. Pero es una victoria un poco amarga la que están saboreando", indica González. "Y terminarán deshaciéndose entre ellos. Se multiplicará lo de Asturias en todas partes, se romperá su grupo estratégico de apoyo".

Según González, "ya se está viendo ese síntoma de descomposición muy poco tiempo después". "Pero más allá de eso, que no es más que una descripción", declara, "lo que me preocupa es que [los populares] no tienen un proyecto de España, que tiene que ser plural, influyente. Pero sigo creyendo que es posible mantener la cohesión entre los territorios y entre las personas de nuestro país, la social y la territorial. Ellos no creen eso".

"Nosotros", afirma el ex secretario general del PSOE, "tenemos que recuperar para la política el espacio de la política y desagraviar las urnas con las urnas. Tenemos que ganar [las próximas elecciones] ofreciendo un proyecto de país, intentando evitar la desagregación territorial y social que gente con pocos escrúpulos y respeto a las reglas del juego está produciendo".

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