La juez declara fraudulenta la quiebra de la Caja de Crédito de Alcoy
El conflicto de la Caja de Crédito de Alcoy, que comenzó hace cinco años al decretarse la suspensión de pagos de la entidad, empieza a clarificarse. La titular del juzgado número 2 de Alcoy, encargada del caso, ha concluido en una sentencia hecha pública ayer que la quiebra fue fraudulenta. Esta resolución judicial, que se apoya en las calificaciones también de quiebra fraudulenta de los expertos y del fiscal, abre la puerta a los acreedores para iniciar un proceso penal, según avanzó el abogado de los afectados, Moisés Vicens.
La sentencia de la juez María Isabel Pérez Peláez pone de manifiesto hechos que se consideran fraudulentos. Entre ellos destaca que los libros de la entidad quebrada no reflejaban su verdadera situación, que su contabilización de datos económicos se realizó bajo "formas ficticias" y que la confección de balances y cuentas "maquilladas" impide deducir de los mismos "la verdadera situación económica atravesada por la [entidad] quebrada". La resolución confirma que a consecuencia de la "infravaloración" de las pérdidas sufridas el activo reflejado es "ficticio". La juez afirma al respecto que se han incluido en el activo pérdidas no documentadas por importe de 3.900.000 pesetas y que se ha producido una " capitalización indebida en el activo de gastos corrientes por importe de 14.800.000 pesetas que obedecen a honorarios profesionales y provisión para fondo de litigios". Relata, además, otra conducta que califica como "grave" que es la renovación de créditos concedidos sin las debidas garantías y que ha generado una morosidad cifrada por el comisario y los síndicos de la quiebra (expertos que han analizado la documenación) en 400 millones de pesetas, cuando la entidad sólo disponía entre 1991 y 1995 de 124 millones. Añade la juez conductas de "favorecimiento" al conceder créditos a personas vinculadas a la dirección y administración de la caja. Esta situación generó "una altísima concentración de riesgos con nulas posibilidades de cobro". La sentencia no es firme, ya que cabe recurso contra ella.
Los afectados denuncian la negligencia de los gestores de la caja
El abogado de los afectados, Moisés Vicens, interpretó ayer que esta resolución judicial viene a confirmar que "el crac de la Caja de Crédito de Alcoy no ha sido una cosa fortuita ni una cuestión económica, sino que ha sido causa de la negligencia y conducta irregular de los directivos de la caja". Desde el punto de vista procesal esta calificación de la quiebra como fraudulenta abre la puerta a que se inicie un proceso penal y que se depuren posibles responsabilidades penales entre sus causantes. Las penas podrían ascender hasta un máximo de seis años de cárcel, según el nivel de participación en las supuestas irregularidades. Por contra, la sentencia no aporta ningún aspecto económico en lo referente al cobro directo por parte de los acreedores de la caja pero "abre caminos" para que pidan "la responsabilidad directa de los directivos de la caja", según avanzó el letrado. Otro de los pasos que se seguirán será la "organización de cuantos créditos integran la morosidad de la caja para recuperar el máximo posible y que a los afectados les sean repuestos sus depósitos", explicó Vicens. Según el letrado, se han contabilizado alrededor de 320 morosos con un montante de deuda que supera los 650 millones de pesetas. Privados de sus ahorros El conflicto de la Caja de Crédito de Alcoy comenzó el 23 de julio de 1993, día en que se decretó la suspensión de pagos de la entidad. Cerca de 1.500 personas se vieron privadas de sus ahorros, dado que esta caja no estaba adherida al Fondo de Garantía de Depósitos de las Cooperativas de Crédito. A continuación, un grupo de acreedores, que representaban el 70% del capital pasivo de la entidad con 404 millones de pesetas, iniciaron la demanda de su dinero tras inscribirse en el Registro de Asociaciones de la Generalitat Valenciana como Afectados de la Caja de Alcoy. A este trámite siguieron una ola de protestas y manifestaciones protagonizadas por los afectados. En octubre de 1994 el colectivo de acreedores albergó la esperanza de recuperar sus depósitos al conocer la inclusión de una partida en los presupuestos de la Generalitat para los ejercicios de 1995 y 1996 destinada a financiar el plan de racionalización del sector de crédito cooperativo. Este programa de la Generalitat hacía posible la recuperación de un 50% de los depósitos retenidos a través de ayudas aprobadas por el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF). Pero los afectados no pudieron acceder a estas ayudas hasta este año. En diciembre de 1997 se hizo oficial el proceso administrativo aprobado por la consejería de Economía y Hacienda por el cual los acreedores de la Caja de Crédito de Alcoy han comenzado a recuperar el 46% de sus depósitos.
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