La UE busca un alto el fuego en medio del avance serbio en Kosovo
Malisevo, uno de los principales bastiones del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), es hoy un pueblo fantasmal. Ni un alma en sus calles o en sus casas. Tan sólo policías especiales serbios con su uniforme azul. Los guerrilleros y todos sus habitantes lo abandonaron antes de la llegada el martes de las tropas de Belgrado. No hubo casi combates. A diferencia de la destrozada Orahovac, los conquistadores se esmeraron en no causar daños. Varios edificios humeantes prueban sin embargo la existencia de excesos. Esa política de tierra quemada ha expulsado de sus tierras a 100.000 albaneses en cinco meses. Muchos de ellos carecen de comida y agua.Un grupo de derechos humanos basado en Pristina denunció ayer la existencia de 437 muertos en los cinco meses de conflicto y la desaparición de al menos 400 personas. Todas ellas albanesas. Por su parte el Ejército yugoslavo reconoció ayer la muerte de tres de sus oficiales y de un soldado en los incidentes armados registrados en la frontera con Albania los pasados lunes y martes.
La situación de Junik se mantiene estable. Está rodeada de tropas serbias. En su interior se hallan parapetados varias decenas de guerrilleros del ELK. Este grupo, mal armado, no puede hacer frente a los carros de combate del Ejército yugoslavo. Su táctica es golpear y retirarse. La troika europea (compuesta de altos cargos de los ministerios de Exteriores de Austria, Reino Unido y Alemania) se reunió en Pristina con el líder kosovar, el moderado Ibrahim Rugova, y con el gobernador serbio de esta provincia, habitada en un 90% por albaneses. El objetivo comunitario es detener los combates, lograr un alto el fuego. A última hora de ayer, la troika trataba de negociar una visita a las zonas de los últimos combates.
Las autoridades serbias aducen razones de seguridad para impedir este viaje. La troika desea comprobar in situ la situación de los refugiados.
La delegación de la UE está haciendo la vista gorda a los últimos acontecimientos para no reducir aún más su escaso espacio de maniobra y espera reunirse de nuevo con el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic.
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