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Sesenta empresas alavesas se agrupan para defenderse de una escalada de robos

Los ladrones se han cebado en un polígono industrial de las cercanías de Vitoria. Hay en él empresas que han sufrido cuatro o cinco asaltos. Los propietarios de los pabellones de Gojain, en el término de Legutiano, han llegado a pernoctar en sus empresas ante las sospechas de que un nuevo robo estaba al caer. Acusan de pasividad a la Ertzaintza y ésta asegura que patrulla por el lugar, pero los robos continúan. Ante las vacaciones de agosto, mes en el que el año pasado fueron asaltadas el 30% de las empresas del polígono, han decidido unirse para contratar seguridad privada.

Sesenta empresarios del polígono industrial de Gojain, en el término alavés de Legutiano, han creado una asociación cuyo único fin es conseguir protección ante lo que consideran "pasividad" de las autoridades y de la Ertzaintza por la escalada de robos que han sufrido en los últimos años. Denuncian que la mayoría de las fábricas han registrado una media de dos hurtos en los últimos años, en algunos casos con unos botines superiores al millón de pesetas en cada atraco. El polígono, creado a mediados de los años 80 por una sociedad pública dependiente de la Diputación de Álava, engloba a 132 empresas. Muchas han denunciado algún robo desde que se afincaron allí. Ante la situación, más de veinte empresarios se reunieron el pasado jueves en Legutiano para formar un grupo de presión, que posiblemente se constituirá con la entidad jurídica de asociación de interés económico, una figura poco habitual, extendida sobre todo en Cataluña para casos de este tipo. "Muy pronto serán 60 fábricas. Teniendo en cuenta el número de llamadas recibidas, puede que incluso lleguen a cien. Ellos sólo piden que no se les deje de la mano", resume Sabino Viteri, miembro de una gestoría encargada de los trámites burocráticos de la nueva agrupación. Feliciano López de Alda, responsable de Aplifunsa y que perdió 2,5 millones de pesetas en material de oficina y dinero durante la última oleada, se ha convertido en el principal impulsor de la iniciativa. Rezuma indignación. "Por lo menos queremos que nos dejen trabajar tranquilos. No queremos marcharnos en agosto de vacaciones y encontrarnos en septiembre con que nos han robado", reclama. El empresario alavés afirma que el año pasado por estas mismas fechas "robaron en el 30% de las fábricas de Gojain", y que en los meses siguientes se ha mantenido la escalada de atracos. Vacaciones "Normalmente, cuando vienen abren cinco o seis empresas a la vez", añade. Todos los asaltos parecen regirse por un mismo patrón: con nocturnidad, preferentemente en vacaciones o fines de semana y demostrando un exhaustivo conocimiento de cada uno de los pabellones. En ocasiones han llegado a dejar preparado con antelación el boquete por el que luego entran en las instalaciones. La Ertzaintza niega las críticas por su "pasividad" y asegura que realiza rondas rutinarias por Gojain y por todas las áreas industriales de los alrededores de Vitoria. "Está bastante aislado, pero patrullamos todas las noches en todos estos lugares", aclara una portavoz. "Hemos mantenido conversaciones con ellos , pero el número de robos está dentro de la normalidad, no tienen ni más ni menos que en otros polígonos. Lo que ocurre es que allí hay más empresas, y algunas no tienen ni alarmas, lo que dificulta nuestra labor". Los investigadores sospechan que pueden coincidir "dos o tres bandas" operando en los alrededores de Vitoria, pero insisten en que Gojain no tiene registrado "un porcentaje mayor" de atracos que otras zonas industriales. Las detenciones que ocasionalmente ha practicado la policía no han tenido como consecuencia la desarticulación de esas bandas ni el cese de los robos Seguridad privada Sin embargo, los ocupantes del polígono mantienen su enfado. "La policía dice que no tiene obligación de vigilar, pero en Ali sí tienen vigilancia de la Policía Local. Aquí, al pertenecer a Legutiano, tenemos menos protección. La Ertzaintza se da ahora algunas vueltas, pero eso después de que hemos presentado varias denuncias", reitera López de Alda. Fruto de la nueva asociación, las fábricas contratarán de forma conjunta, a partir del 1 de agosto, a una empresa de seguridad privada. Prefieren esta opción, a costa de tener que efectuar este gasto no previsto, antes que hacerse cargo, como en ocasiones ha hecho alguno de los propietarios, de la vigilancia nocturna de su negocio, con el riesgo que esto entraña. El polígono de Gojain acoge empresas de pequeña y mediana dimensión, para las que los robos, pese a los seguros, y los gastos en seguridad suponen sendas contrariedades que no entraron en sus cálculos cuando se instalaron en la zona.

Café y copa durante la "faena"

Entre los muchos robos registrados últimamente en Gojain, hay casos de todo tipo. La mayoría se ha producido en empresas con medidas de protección escasas. Otras, como en Icoa, disponen de seguridad privada. Pero, según parece, ni eso es obstáculo para las intenciones de los resabiados ladrones. El pasado 12 de febrero varios desconocidos entraron por la noche en las oficinas del pabellón sin que el guarda jurado, apostado en otro punto diferente del complejo, pudiera percatarse. Los delincuentes accedieron a las dos cajas fuertes, las arrastraron y forzaron con sopletes. Sustrajeron el dinero y, para aliviar el esfuerzo, se dirigieron al lugar de las visitas con la intención de preparar con sus propias manos un café. Lo tomaron tranquilamente, y también un poco de licor. Allá dejaron los vasos y los utensilios, y desalojaron el lugar con el botín.En la gasolinera del polígono el robo ocurrió hace menos de un mes. "Un camionero vio cómo estaban robando, llamó al 091 y éstos al 088. Desde la una de la madrugada hasta las 6 horas, cuando llegaron los trabajadores, no apareció nadie", denuncia López de Alda. Meses atrás hubo momentos en que los propios empresarios realizaron la vigilancia: "En uno de estos pabellones", relata el portavoz de los afectados, "han entrado cuatro veces. Un día les abrieron un boquete y el dueño avisó a la Ertzaintza advirtiéndoles sus temores de que seguramente irían a robar ese sábado, como en ocasiones anteriores. Pero le dijeron que no tenían gente. Él mismo optó por quedarse y, efectivamente, a las cuatro de la madrugada, entraron. Eran doce personas robando. Llamó a la policía y acudieron, pero haciendo sonar las sirenas, con lo cual los ladrones se dieron cuenta de lo que ocurría. El resultado fue que sólo detuvieron a cuatro y el resto tuvo tiempo de escapar", reprocha.

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