La Casa Blanca trata de evitar que Clinton comparezca ante el gran jurado
Bill Clinton pasará a la historia como el primer presidente norteamericano en ejercicio citado a declarar ante un gran jurado. Fuentes legales cercanas a la investigación del caso Lewinski revelaron ayer que el fiscal especial Kenneth Starr entregó la corrrespondiente citación a los abogados de Clinton hace algunas semanas y que desde entonces los asesores presidenciales negocian intensamente con el equipo de Starr para evitar el escándalo de la comparecencia personal de un presidente ante un gran jurado.
Entretanto, y como si el tema no fuera con él, Clinton pasó todo el fin de semana fuera de Washington. El viernes por la tarde se trasladó a la residencia presidencial de Camp David, el sábado acudió a la base de Norfolk, en el Estado de Virginia, para la entrega a la Marina del nuevo portaaviones Harry S. Truman, y el domingo viajó a Colorado para allegar fondos con destino a las arcas del Partido Demócrata.Ni la Casa Blanca ni la oficina del fiscal especial han confirmado la entrega de la citación, pero haberla hayla. El pasado viernes, el portavoz presidencial, Mike McCurry, anunció que los abogados de Clinton mantenían conversaciones con la oficina de Starr para discutir cómo podría facilitar Clinton información al gran jurado.
Sin confirmación oficial
Sin embargo, el portavoz se negó a confirmar si el presidente había recibido la citación amparándose en el secreto de todas las actuaciones concernientes a la figura del gran jurado. Todos los medios de comunicación norteamericanos divulgaron ayer la recepción de la citación citando fuentes legales cercanas al caso Lewinsky.La petición oficial de comparecencia del presidente por parte de Starr revela, de una parte, la impaciencia del fiscal especial ante la conducta evasiva de Clinton, que, por seis veces, se ha negado a facilitar voluntariamente información sobre su pretendida relación con Mónica Lewinsky, y, de otra, supone un claro indicio de que el fin de la investigación puede estar a la vuelta de la esquina. Todas las personas que podían aportar detalles en el caso han declarado ya ante el gran jurado. Sólo quedan la propia Mónica Lewinsky y Clinton. Starr ha preferido empezar por el presidente.
Según las fuentes legales mencionadas, la citación podría obligar a Clinton a comparecer ante el gran jurado en el curso de esta semana si los negociadores de ambas partes no llegan antes a una fórmula de compromiso que satisfaga a Starr. Esa fórmula podría consistir en un interrogatorio de Clinton por parte del fiscal especial, que sería grabado en vídeo para ser posteriormente pasado ante el gran jurado, o en la contestación por escrito y bajo juramento a un cuestionario preparado por Starr. En ese caso, la orden de comparecencia sería rescindida.
La decisión de Starr de citar oficialmente al presidente es un arma de dos filos tanto para el presidente como para el fiscal especial. Desde el punto de vista político, una negativa de Bill Clinton a prestar declaración de una u otra forma tendría una difícil defensa ante una opinión pública, convencida de que en este país nadie está por encima de la ley.
Largo proceso legal
Por su parte, una invocación del privilegio presidencial de que sólo la Cámara de Representantes tiene derecho a tomar declaración a los presidentes en ejercicio llevaría aparejado para Starr el peligro del inicio de un largo proceso legal ante los tribunales federales para definir los límites de ese privilegio. Y Starr sabe que la opinión pública está harta del caso Lewinsky y desea un fin inmediato de la investigación.El último presidente en ejercicio que recibió una citación de un gran jurado fue Richard Nixon en 1973. Pero, en aquel caso, la citación sólo le ordenaba la entrega de las cintas sobre el caso Watergate grabadas en el Despacho Oval y no su comparecencia personal.
El presidente se negó hasta que, un año después, el Tribunal Supremo le ordenó la entrega de las cintas. Un mes más tarde, Richard Nixon anunciaba su dimisión.
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