La refutación a Kaplan

En su réplica Refutación a Kaplan del pasado 19 de julio de 1998, Mario Vargas Llosa afirma que "...la empresa capitalista, institución bienhechora de desarrollo y de progreso en un país democrático, puede ser una fuente de vesanias y catástrofes en países donde no impera la ley, no hay libertad de mercados y donde todo se resuelve a través de la omnímoda voluntad de una camarilla o un líder". Completamente de acuerdo.Pero añade: "Si en muchos países tercermundistas el desempeño de las transnacionales es reprobable, la responsabilidad recae en quien fija las reglas de juego de la vida económica, social, política, no en quien aplica estas reglas en procura de beneficios".

Es decir, si las grandes corporaciones (cuyos recursos, se recuerda en el mismo artículo, son superiores a los de muchos Estados) compran a los políticos, a los funcionarios, a los medios de comunicación, a los intelectuales dóciles y aíslan, marginan e incluso eliminan a los disidentes; si gracias a este poder deforman la opinión pública dándoseles una visión deformada de sus propias realidades, facilitando el nombramiento de legisladores favorables a sus intereses y desplazando a los críticos; si, en definitiva, convierten a los gobernadores en títeres favorables a sus intereses, todo ello de acuerdo con la ley (y si no, siempre se puede influir sobre los jueces), la culpa es, según Vargas Llosa, de los títeres, no del marionetista.

Porque M. V. Llosa es inasequible al pesimismo: ¿cómo se puede siquiera pensar que nuestras democracias avanzadas tiendan hacia el modelo nigeriano o peruano (por poner dos ejemplos), y no que éstos tiendan hacia nuestros modelos tan pronto tengan McDonald"s, CNN y dos partidos políticos clónicos donde elegir?- , Madrid.