Tras las huellas de los templarios
Su origen es fenicio, aunque la presencia de los cruzados coincidió con la época de esplendor de Tartous, una ciudad Siria de 400.000 habitantes que conserva parte de sus murallas y templos medievales. La presión demográfica y las carencias económicas de su población han incidido negativamente en su patrimonio arquitectónico al favorecer la degradación del centro histórico. La cooperación internacional entre municipios europeos y sirios permitirá a esta ciudad disponer de un proyecto para rehabilitar monumentos y mejorar las condiciones sociales de sus habitantes. Gaspar Mayor, gerente del Patronato Municipal de la Vivienda de Alicante, es uno de los técnicos de este organismo encargado de redactar el proyecto de recuperación de Tartous. El trabajo lo realizan en colaboración con los ayuntamientos de Palma de Mallorca y Bergamo (Italia). El primer viaje que el equipo de técnicos realizó a Tartous fue en junio del año pasado. La riqueza histórica de esta ciudad enclavada en el Mediterráneo, a escasos kilómetros de la frontera del Líbano, cautivó a los arquitectos europeos. El casco amurallado es un conjunto de calles y pasadizos de trazado medieval, tiene una importante catedral y una parte del subsuelo lo constituyen unas galerías abovedadas que sirvieron en la antigüedad como silos. En la parte amurallada de Tartous viven unas 3.500 personas, en su mayoría en condiciones muy precarias. En una primera radiografía de la ciudad los técnicos detectaron una ocupación anárquica de los espacios públicos patrimoniales y una pésima calidad de la edificación moderna. Los habitantes han construido viviendas en la parte superior de las murallas, pequeñas casas se han ido apilando en el interior de una iglesia construida por los Templarios y los silos, a falta de canalizaciones adecuadas, se utilizaban como basureros. La acción de los europeos ha forzado la intervención de las autoridades locales. El Ayuntamiento de Tartous ha mejorado su alcantarillado y ha eliminado los desperdicios que cubrían las galerías abovedadas. Con esta primera medida, se pretendía mejorar las condiciones sanitarias de la población y ganar un importante espacio arquitectónico. Los técnicos europeos presentaron hace dos semanas el anteproyecto que han elaborado para la rehabilitación integral de Tartous. Sus cálculos estiman que la recuperación de la ciudad tendrá un coste superior a los 32 millones de dólares, es decir más de 4.800 millones de pesetas. Mayor precisó que el Patronato de la Vivienda ha solicitado a la Agencia Española de Cooperación Internacional tres millones de dólares, algo más de 540 millones de pesetas. Con este dinero, los técnicos pretenden encargar a un equipo la elaboración del proyecto definitivo y acometer una primera rehabilitación de una zona piloto del casco histórico para que actúe como reclamo inversor de otras instituciones internacionales. "En Siria hay arquitectos muy cualificados, pero necesitan la colaboración internacional para mejorar su gestión y como aval ante los organismos europeos", precisó Gaspar Mayor. Como parte de la colaboración internacional, el equipo europeo trabaja en el proyecto de Tartous de forma desinteresada. Los ayuntamientos únicamente pagan los desplazamientos de sus técnicos (unos dos millones de pesetas) que han tenido que utilizar sus vacaciones para viajar a la ciudad. Por su parte, el alojamiento corre a cargo del municipio sirio. "Tiene unas posibilidades turísticas increíbles, porque cuando estás allí descubres el origen de muchas civilizaciones, pero el problema es que no tienen todavía infraestructuras suficientes". Los ayuntamientos de Alicante, Palma de Mallorca y Bergamo tienen otros proyectos de rehabilitación en Siria. Los técnicos han iniciado un programa para la ciudad de Bosra, situada en el sur del país, a 40 kilómetros de la frontera con Jordania. Esta población posee un teatro romano, con capacidad para 15.000 espectadores, que está rodeado por una fortaleza árabe.
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