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Vecinos opuestos a un asentamiento gitano atacan al alcalde en un entierro

El funeral por Salvador Mas Riquelme, un joven de La Vila Joiosa (Alicante) que fue asesinado a puñaladas supuestamente por un demente de etnia gitana porque el jueves por la noche le negó un cigarrillo, no era un buen lugar para que el alcalde de la localidad hiciera acto de presencia. El socialista Juan Segovia, al que los vecinos consideran causante indirecto de la muerte de Mas por fomentar el asentamiento de familias gitanas en el casco antiguo, fue abofeteado por los lugareños cuando el féretro abandonó la iglesia y tuvo que huir escoltado por la Guardia Civil y la Policía Local, perseguido por una muchedumbre que le increpaba.

El coche fúnebre que transportaba el féretro con los restos mortales de Salvador Mas llegó al casco urbano de La Vila Joiosa, procedente del Tanatorio de La Marina Baixa, poco antes de las 11 de la mañana, seguido de otro coche lleno de coronas y de cuatro taxis en los que viajaban sus familiares. Los vecinos estallaron en aplausos cuando apareció el cortejo fúnebre.Ovaciones similares se produjeron cuando el ataúd salió de la Iglesia de la Asunción, ubicada en el casco antiguo, llevado a hombros por los amigos de la víctima. Salvador Mas pertenecía a la compañía de Los Mercaders de las fiestas de Moros y Cristianos, y se hallaba inmerso en los preparativos de estos festejos que empiezan el próximo viernes cuando fue presuntamente asesinado por Luis M.M., un esquizofrénico que estaba en boca de todos desde que se viera involucrado en un accidente de circulación en el que murió el conductor del otro vehículo implicado.

El alcalde, Juan Segovia, venía siendo objeto de la ira de la población, ya que los vecinos creen que "todos los males vienen de los gitanos". Los sentimientos racistas preocupaban a las autoridades, por lo que la Guardia Civil desplazó a la localidad efectivos procedentes del resto de la provincia. A pesar de ello, Segovia asistió al funeral, apostado cerca del altar. Cuando acudió a la Plaza de la Generalitat, donde se encontraba la mayor parte de las personas que habían acudido a despedir a Salvador Mas, la muchedumbre rugió: "¡fuera, fuera!".

Algunos vecinos lograron llegar hasta su posición y mantuvieron un forcejeo en el que el primer edil recibió dos bofetadas. Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, las fuerzas de seguridad decidieron escoltar a Segovia hasta su casa.

El alcalde huyó mientras los concentrados intentaban romper el cordón de seguridad habilitado por policías locales y guardias civiles, algunos de ellos llegados de toda la provincia.

Segovia intentó restar importancia a los hechos y señaló que la reacción de la población se debía "a la emoción del momento en el que han visto salir el féretro camino del cementerio". El primer edil se pronunció en contra de la suspensión de las fiestas de Moros y Cristianos y anunció que no piensa dejar su cargo.

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