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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La lentitud como estilo

Del amplio, y cada año más abundante, grupo de actores norteamericanos que ha debutando en los años ochenta, Johnny Deep es uno de los que resulta menos atractivo y el que ha venido haciendo año tras año peores películas. Dejando al margen sus colaboraciones con el director Tim Burton en Eduardo Manostijeras (1990) y Ed Wood (1994), todo lo demás de su trabajo ha caído en un temprano y creciente olvido. Quizá para sacarse esta espina, Johnny Depp ha decidido pasarse al otro lado de la cámara y dirigir esta primera película suya. Pero esta decisión profesional ha empeorado aún más su situación, al dejar muy claro que es todavía peor director que actor.Con unas ideas muy elementales sobre el lo que es el lenguaje cinematográfico, sin el menor poder para crear síntesis y desconociendo el valor que en el cine tienen de las elipsis narrativas, el director Johnny Deep ha acabado confundiendo la lentitud con el estilo y en esta película tarda un poco más de dos horas en rodar una historia que podría haber resuelto con la mitad de duración y que quizá así habría conseguido tener algún interés. Pero tal como está hecha resulta lenta, aburrida, pedante y un mero soporte para la música de Iggy Pop.

The Brave

Dirección: Johnny Depp. Guión: Paul McCudden. Fotografía: Música: Iggy Pop. EE UU, 1997. Intérpretes: Johny Depp, Marlon Brando. Madrid: Minicines, Madrid, Vaguada y (V. O.) Real Cinema.

La inacabable historia del indio mexicano que vende su vida a un extraño y poderoso individuo norteamericano, el que interpreta Marlon Brando, con objeto de que su familia pueda tener un nivel de vida mejor, es decir, que pueda vivir a la norteamericana, tiene un atractivo muy relativo. Sin embargo, lo pierde por completo cuando los personajes principales están interpretados por un Johnny Deep que se pasa media película con el torso desnudo para deleite de sus posibles admiradoras, y un deprimente Marlon Brando, que está convertido en una momia viviente y que aquí se traslada de un lado a otro en una silla de ruedas en sus dos breves escenas.

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