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Tribuna
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Halcones y palomas

Al anunciar su cese como secretario de Estado de Comunicación y despedirse de los periodistas, evocó con tono elegíaco la historia -inventada o cierta- de su heroica cabalgada a través del desierto para conducir a José María Aznar desde la presidencia de la Junta de Castilla y León hasta la jefatura del Gobierno de la nación, desde los campos de Villalar hasta la tribuna de Naciones Unidas en Nueva York. Los sentimientos de autoestima alimentados por los encargados de la imagen o de las relaciones públicas de los políticos les mueven en ocasiones a verse a sí mismos, al estilo de las tragedias de corte shakesperiano, como hacedores de reyes o poderes detrás del trono; ascensos sociales y profesionales tan fulgurantes como la mareante carrera de este joven periodista de Valladolid de 34 años favorecen sin duda ese tipo de ensoñaciones. Los delirios de grandeza disculpan que Rodríguez asociase indelicadamente la fecha del 10 de julio no con el primer aniversario del secuestro de Miguel Ángel Blanco, sino con su contratación hace once años como jefe de prensa del actual presidente del GobiernoPara elogiar su gestión al frente de la Secretaría de Estado de Comunicación, Rodríguez echó mano de una metáfora futbolística: haber sudado la camiseta durante estos dos años. También Javier Clemente, seleccionador del equipo español eliminado a las primeras de cambio en el Campeonato del Mundo, es aficionado a utilizar esa fatigosa imagen. No se agotan ahí los paralelismos entre esos dos polémicos, irascibles, contundentes y agresivos personajes. Tanto Rodríguez como Clemente se han caracterizado -cada uno en su terreno y dentro de sus posibilidades- por patrimonializar sectariamente en provecho propio el desempeño de una tarea con repercusiones públicas. Y ambos se han dejado secuestrar por grupos periodísticos que han logrado enemistar innecesariamente a la institución para la que trabajaban -el Gobierno de los españoles o el equipo nacional de fútbol- con el resto de los medios de comunicación: una distribución de filias y fobias, de grandes amistades y de enemigos acérrimos tan beneficiosa para los afortunados como lesivas para los intereses que tan torpemente representaban.

Sólo los adversarios del Gobierno del PP que hayan heredado de las tradiciones grupusculares la consigna catastrofista cuanto peor, mejor lamentarán la caída en desgracia de Rodríguez, que rebajó a los mas ínfimos niveles tabernarios, chulescos, matoniles y provocadores el digno oficio de portavoz de un Gobierno democrático. El duelo de los socios o aliados del ex secretario de Estado de Comunicación prueban que su cese constituye una grave derrota de los halcones del PP y de sus hinchas mediáticos. Mientras el director del diario El Mundo, tras equiparar a Rodríguez con la vieja tata de la familia Aznar, criticaba veladamente al presidente del Gobierno por el timorato despido de su portavoz, otro periodista de ese periódico -reciente linchador del magistrado Bacigalupo- lo explicaba como un triunfo de las palomas frente a los halcones: con independencia de sus errores, Rodríguez "ha perdido porque ha sido el abanderado de una política de comunicación basada en el enfrentamiento directo con el Grupo Prisa". Resulta, así, que el secretario de Estado había defendido "desde el Gobierno la creación de una plataforma digital como fórmula para aglutinar a todos los medios que simpatizaban con el PP"; esa operación "era el paso previo para crear un frente común contra Jesús Polanco, brazo mediático del PSOE". Diversas causas han hecho descarrilar -según García Abadillo- ese proyecto. Los dos principales candidatos -Anson y Pedro J. Ramírez- a liderar ese "embrionario grupo mediático alternativo" han perdido su oportunidad. El procesamiento de Gómez de Liaño ha suspendido en sus funciones al "juez que se atrevió a procesar a Polanco como instructor del caso Sogecable". Para colmo, Canal Satélite y Vía Digital negocian para poner fin a "una disputa absurda desde el punto de vista empresarial y que sólo se justificaba por su trasfondo político". Pocas dudas caben, tras leer al director del diario El Mundo y a su adjunto, que a los halcones del PP les ha gustado poco el cese de Rodríguez.

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